García Luna, primer cliente
García Luna y su familia tendrían que rendir cuentas sobre el
monto y el origen de los recursos con los que el controvertido policía
del sexenio, que agoniza esta semana, montará su retiro dorado en
Florida.
La Comisión Anticorrupción anunciada por el ya
inminente presidente Enrique Peña Nieto, tiene un primer caso para
estrenarse: el de Genaro García Luna y sus negocios en Miami.
El todavía secretario de Seguridad Pública del calderonismo tiene mucho qué explicar, más allá de los 70 mil muertos de su fallida guerra contra el narco y de sus incontables montajes, desde Florence Cassez hasta Tres Marías.
García Luna y su familia tendrían que rendir cuentas sobre el monto y el origen de los recursos con los que el controvertido policía del sexenio, que agoniza esta semana, montará su retiro dorado en Florida.
Pero sobre todo tendrá que dar los pormenores de cómo terminó asociado en Estados Unidos con uno de sus proveedores de la Secretaría de Seguridad Pública, a quien favoreció a lo largo del sexenio con jugosos contratos.
Y es que el acopio documental que se exhibe hoy en Reporte Indigo no deja lugar a dudas sobre las redes de negocios tejidas en torno a García Luna a partir de sus relaciones con Samuel Weinberg, con el negocio restaurantero y con los nombres Los Cedros y Best Friends.
Las nuevas pesquisas en torno al titular de la SSP vienen a acumularse a las que entre el 2009 y el 2011 hiciera Reporte Indigo sobre sus residencias en Jardines de la Montaña, su finca campestre en Jiutepec, Morelos y sus restaurantes Los Cedros en la Ciudad de México y en Morelos.
Casas, fincas y restaurantes que no están debidamente acreditados en sus declaraciones patrimoniales, y cuyo monto acumulado no es justificable con los ingresos que tenía como funcionario público.
Y si entonces las dudas nunca fueron aclaradas y la sombra del enriquecimiento ilícito se posó sobre su persona, ahora los negocios montados en Miami avivan todavía más las sospechas.
No es un asunto menor cuando se trata de un triángulo entre el secretario de Seguridad Pública, un colombiano, y un proveedor de servicios de la dependencia. El conflicto de interés es más que evidente. La presunción de fabricación de negocios fachada y arreglos inconfesables, aún mas.
La sospecha se ahonda cuando en torno a las direcciones de los negocios de García Luna se inscriben, de la mano del mismo Samuel Weinberg, una veintena de empresas con la misma dirección, algunas fundadas el mismo día y a la misma hora.
¿Qué pasaría en una empresa privada en la que descubrieran que su director de Compras acaba de abrir un negocio en Estados Unidos en sociedad con uno de sus proveedores favoritos? Lo menos, una profunda investigación.
Por eso el caso de Genaro García Luna debe servir de ejemplo. Sobre todo cuando fue un funcionario que al amparo del miedo y el terror que él mismo sembró, y los guiones que él mismo escribió, consiguió los incrementos presupuestales más jugosos del sexenio.
Porque a pesar de que le sextuplicaron los recursos y le multiplicaron también por seis sus policías, el mérito que tenga la lucha contra el narco en el sexenio es endosable prioritariamente al Ejército y a la Marina.
¿O es mucho despiste que la Marina haya abatido a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, en un edificio ubicado a una cuadra del restaurante de García Luna? ¿Y la inteligencia de la SSP dónde estaba? ¿Almorzando?
Sería bueno escuchar, antes de que termine el sexenio, la explicación que tiene García Luna de su Operación Miami. ¿O en este caso también será Felipe Calderón el que salga a dar la cara por su protegido favorito?
Fuente Reporte Indigo
El todavía secretario de Seguridad Pública del calderonismo tiene mucho qué explicar, más allá de los 70 mil muertos de su fallida guerra contra el narco y de sus incontables montajes, desde Florence Cassez hasta Tres Marías.
García Luna y su familia tendrían que rendir cuentas sobre el monto y el origen de los recursos con los que el controvertido policía del sexenio, que agoniza esta semana, montará su retiro dorado en Florida.
Pero sobre todo tendrá que dar los pormenores de cómo terminó asociado en Estados Unidos con uno de sus proveedores de la Secretaría de Seguridad Pública, a quien favoreció a lo largo del sexenio con jugosos contratos.
Y es que el acopio documental que se exhibe hoy en Reporte Indigo no deja lugar a dudas sobre las redes de negocios tejidas en torno a García Luna a partir de sus relaciones con Samuel Weinberg, con el negocio restaurantero y con los nombres Los Cedros y Best Friends.
Las nuevas pesquisas en torno al titular de la SSP vienen a acumularse a las que entre el 2009 y el 2011 hiciera Reporte Indigo sobre sus residencias en Jardines de la Montaña, su finca campestre en Jiutepec, Morelos y sus restaurantes Los Cedros en la Ciudad de México y en Morelos.
Casas, fincas y restaurantes que no están debidamente acreditados en sus declaraciones patrimoniales, y cuyo monto acumulado no es justificable con los ingresos que tenía como funcionario público.
Y si entonces las dudas nunca fueron aclaradas y la sombra del enriquecimiento ilícito se posó sobre su persona, ahora los negocios montados en Miami avivan todavía más las sospechas.
No es un asunto menor cuando se trata de un triángulo entre el secretario de Seguridad Pública, un colombiano, y un proveedor de servicios de la dependencia. El conflicto de interés es más que evidente. La presunción de fabricación de negocios fachada y arreglos inconfesables, aún mas.
La sospecha se ahonda cuando en torno a las direcciones de los negocios de García Luna se inscriben, de la mano del mismo Samuel Weinberg, una veintena de empresas con la misma dirección, algunas fundadas el mismo día y a la misma hora.
¿Qué pasaría en una empresa privada en la que descubrieran que su director de Compras acaba de abrir un negocio en Estados Unidos en sociedad con uno de sus proveedores favoritos? Lo menos, una profunda investigación.
Por eso el caso de Genaro García Luna debe servir de ejemplo. Sobre todo cuando fue un funcionario que al amparo del miedo y el terror que él mismo sembró, y los guiones que él mismo escribió, consiguió los incrementos presupuestales más jugosos del sexenio.
Porque a pesar de que le sextuplicaron los recursos y le multiplicaron también por seis sus policías, el mérito que tenga la lucha contra el narco en el sexenio es endosable prioritariamente al Ejército y a la Marina.
¿O es mucho despiste que la Marina haya abatido a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, en un edificio ubicado a una cuadra del restaurante de García Luna? ¿Y la inteligencia de la SSP dónde estaba? ¿Almorzando?
Sería bueno escuchar, antes de que termine el sexenio, la explicación que tiene García Luna de su Operación Miami. ¿O en este caso también será Felipe Calderón el que salga a dar la cara por su protegido favorito?
Fuente Reporte Indigo
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