J. Jesús Esquivel
WASHINGTON (Proceso).- Por primera vez en poco más de 12 años, la
presencia en la capital de Estados Unidos de un procurador general de
México, en este caso de Jesús Murillo Karam, refleja más tensión que
cordialidad en el vínculo bilateral.
“La relación con México no está pasando por su mejor momento y no
creemos que con esta visita del procurador mexicano puedan resolverse
las diferencias que tenemos y que persisten”, confía a Proceso un
funcionario del Departamento de Justicia.
Según la PGR, Murillo
Karam acudirá a Washington –el lunes 9 y el martes 10– como un acto de
“cortesía” en reciprocidad a la visita que en abril último le hizo Eric
Holder, procurador general estadunidense. No obstante, para el gobierno
de Obama el viaje tiene una connotación muy distinta.
“Vamos a
exigirle una explicación muy precisa por la liberación del
narcotraficante Rafael Caro Quintero y tiene que haber respuestas
convincentes a esto. Creo que no será una reunión muy amigable”,
adelanta el funcionario del Departamento de Justicia, quien aceptó la
entrevista a condición de no revelar su identidad.
“No es por
temor a represalias o reacciones –aclara–, lo hago así porque sabemos
que el procurador mexicano tampoco viene con una actitud muy amigable”.
La
liberación de Caro el pasado 9 de agosto es en estos momentos el tema
más candente en la relación bilateral, pues el gobierno de Estados
Unidos lo considera un acto irracional.
“Simplemente no lo
creemos; es una prueba más de que el sistema judicial mexicano sigue
enfermo de corrupción por narcotráfico y está obligado a corregir el
error”, puntualiza.
El gobierno de Estados Unidos, y en especial
su agencia antidrogas (DEA), acusan a Caro de ordenar en 1985 el
secuestro, tortura y asesinato de su agente Enrique Kiki Camarena.
“Por
supuesto que el procurador Holder hablará con el procurador mexicano de
la urgencia de arrestar (nuevamente) a Caro, y de que nos lo entreguen
–por medio de una extradición– lo antes posible. En la agenda de la
cooperación bilateral en materia de seguridad por ahora no hay nada más
urgente e importante que esto”, detalla el funcionario.
A destiempo
El
pasado 10 de agosto el gobierno de Obama entregó a la PGR una petición
de “detención provisional” con fines de extradición contra Caro.
El
Departamento de Justicia confirma que en estos momentos elabora una
nueva solicitud de extradición para Caro. “Estamos trabajando en ello;
queremos que los cargos sean irrefutables por parte de la justicia
mexicana para que no haya objeciones al respecto y de eso hablarán los
dos procuradores”, expone el funcionario.
El gobierno de Obama se
concentra en formular acusaciones contra Caro por delitos relacionados
con lavado de dinero procedente de la venta de drogas en Estados Unidos.
A
Caro se le sentenció originalmente a 40 años de cárcel, pero se le puso
en libertad cuando aún faltaban 12 años para cumplir su sentencia.
En
entrevista telefónica desde la Ciudad de México, y a condición de no
revelar su identidad ni la dependencia federal en que trabaja, un
funcionario mexicano reconoce que la visita a Washington de Murillo
Karam no se da en el mejor momento de la relación bilateral.
“El
procurador –sostiene la misma fuente– no va a Washington a escuchar
quejas. El gobierno mexicano tiene asuntos muy importantes que tratar
con el procurador Holder que no son muy agradables”.
Y añade:
“Está preparado para responder a las quejas en torno a Caro. Si según
ellos son tan estrictos en los castigos a los narcotraficantes más
violentos, habría que preguntarles por qué entonces solamente
sentenciaron a Osiel Cárdenas Guillén a 25 años. Este narcotraficante
gozaba asesinando a la gente, según lo describió la misma DEA, y si esto
es así, su caso no le hace sombra al de Caro. A éste lo sentenciaron en
México a 40 años de cárcel. La sentencia de Osiel no es tan severa”.
Afinando reclamos
El
viernes 6 de septiembre, en conferencia de prensa en San Petersburgo,
Rusia, al cierre de la reunión del G-20, Obama minimizó el asunto del
espionaje realizado por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) a Peña
Nieto. Es más: ni siquiera se disculpó por ello.
En su visita,
Murillo Karam no sólo se enfrentará a la andanada de quejas del gobierno
de Obama, sino que abordará el escándalo suscitado por el espionaje al
que Washington sometió a Peña Nieto en 2012, cuando era candidato a la
Presidencia.