lunes, 29 de abril de 2013

La violencia que vino del sur



Rafael Croda

Un análisis reciente del colombiano Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas ofrece una explicación sobre el desmedido aumento de la violencia en México en el sexenio pasado: No todo, afirma el reporte, es culpa de la guerra que Calderón le declaró a los cárteles del narcotráfico… una parte de esa fiebre homicida vino de Colombia gracias a lo que el texto llama “efecto globo”. Las estrategias de combate al narco en el país sudamericano fueron exitosas, por lo que los capos mafiosos desplazaron sus centros operativos a territorio mexicano.

BOGOTÁ (Proceso).- La violencia desbordada que asoló a México en el sexenio pasado se explica sobre todo por la cuestionada guerra que Felipe Calderón le declaró a los cárteles del narcotráfico; pero alrededor de la cuarta parte de esa violencia es producto del “efecto globo” que causó el éxito relativo de la política antidrogas que Colombia desarrolló en años recientes, según una investigación del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la colombiana Universidad de Los Andes.
De acuerdo con el trabajo elaborado por el director del Ceses, Daniel Mejía, la llegada de Calderón a la Presidencia de México, en diciembre de 2006, coincidió con un replanteamiento de la estrategia colombiana contra las drogas que privilegió la confiscación de cargamentos de cocaína y la destrucción de laboratorios para el procesamiento de esa droga por sobre la fumigación de cultivos ilícitos.
“Los laboratorios de procesamiento (de cocaína) se trasladaron desde Colombia a Venezuela, Ecuador y Perú, y las bases de operación de los cárteles de la droga se trasladaron desde Colombia a México y Centroamérica. Se produjo un efecto globo, en el que el éxito de las autoridades en una nación productora hace menos rentable el tráfico de drogas en ese país y esto, a su vez, lleva a la aparición de cárteles de las drogas más fuertes en otras naciones, como México, que pueden tomar las ganancias del comercio”, indica una versión preliminar del estudio que está por publicarse y al cual tuvo acceso este semanario.
En entrevista con Proceso Mejía señaló que la principal conclusión de su investigación “es básicamente que las políticas aplicadas en Colombia, el éxito que empezó a tener Colombia en sus políticas antidrogas, han tenido un efecto estadísticamente significativo y cuantitativamente importante en el narcotráfico y la violencia en México”.
“Nosotros”, agrega el economista, “cuantificamos en este estudio el efecto globo, que es cuando se aprieta el globo en una zona y el aire se va para otra, y esto nos dice que la culpa de la violencia en México no es ciento por ciento de Calderón. Lo que nosotros estamos estimando es que más o menos 25% del aumento de la violencia en México puede explicarse por la contracción brutal de la oferta de cocaína que hubo en Colombia, producto del replanteamiento de la estrategia antidrogas”.­
El plan de Santos

En julio de 2006 el hoy presidente colombiano Juan Manuel Santos asumió el Ministerio de Defensa y priorizó las políticas de reducción de oferta de drogas, poniendo más énfasis en los eslabones de la cadena del narcotráfico con mayor valor agregado (confiscación de envíos de cocaína y detección y destrucción de los laboratorios para su producción) y menos en los eslabones poco importantes (campañas de aspersión aérea y erradicación manual de los cultivos de hoja de coca).
Uno de los operadores de esta reorientación de la lucha antidrogas fue el general de la Policía Nacional de Colombia, Óscar Naranjo, quien dirigió esa institución entre mayo de 2007 y junio de 2012 y hoy es asesor externo en materia de seguridad del presidente mexicano Enrique Peña Nieto.
Mejía, doctor en economía por la estadunidense Universidad de Brown, explicó que como resultado del cambio de la estrategia colombiana hubo un aumento significativo de las incautaciones de cocaína, que pasaron de 127 toneladas en 2006 a 203 en 2009. Un incremento de 60%. El número de laboratorios de procesamiento de cocaína destruidos creció 67% en dos años: Pasó de 2 mil 198 a 3 mil 675 entre 2006 y 2008.
En cambio la política de fumigaciones aéreas de cultivos de coca –a la cual se había volcado el gobierno colombiano desde principios de la década pasada– perdió intensidad: en 2006 fueron asperjadas 172 mil 20 hectáreas, mientras que el año pasado la cifra cayó a 100 mil 678, una disminución de 41.5%.
Según el estudio “este cambio en la estrategia de Colombia en la guerra contra las drogas indujo una caída del abastecimiento en los mercados de la cocaína que se hizo notar en toda la región e incluso en los precios de la cocaína en las calles de Estados Unidos. El precio por gramo puro en las calles de Estados Unidos aumentó de alrededor de 135 dólares en 2006 a cerca de 185 en 2009, para la compra de dos gramos o menos, y de 40 a 68 dólares para compras entre 10 y 50 gramos durante el mismo periodo. A nivel regional, esta reducción de la oferta en los mercados de cocaína significó un reacomodo del negocio del tráfico de esa droga a través de los diferentes países”.

Los mexicanos

El director del Cesed dice que los cárteles colombianos de la droga “se dieron cuenta que tener la base de operaciones en Colombia ya no era tan rentable, porque los estaban atacando muy eficientemente. ¿Qué hicieron? Buscaron nuevos sitios donde operar. Entonces los cristalizaderos (donde la pasta base es transformada en clorhidrato de cocaína) los pasaron a la frontera con Ecuador y a la frontera con Venezuela, y las bases de operación del narcotráfico se fueron para México y Centroamérica.
“En otras palabras, el cambio de énfasis en las políticas antidroga en Colombia golpeó la rentabilidad del negocio del narcotráfico en Colombia y fue a partir de 2007 (durante los primeros meses del gobierno de Calderón) cuando estas actividades empezaron a trasladarse a México.”
–¿Eso fortaleció a los cárteles mexicanos y debilitó a los colombianos? –se le pregunta.
–¡Claro! Les dio a los cárteles mexicanos un negocio grandísimo. Se apoderaron del negocio y esto explica parte de la escalada de violencia en México.
–Entonces, ¿desplazaron a los cárteles colombianos?
–Sí, porque la base operativa del narcotráfico se trasladó de Colombia a México. El tráfico de drogas, antes de 2006, de 2007, era un negocio colombiano. Los mexicanos eran intermediarios y hoy los mexicanos están viniendo a comprar la droga acá.
–¿Y ellos mismos se encargan de organizar los embarques?
–Sí. Están haciendo lo mismo que hacía el Cártel de Medellín a principios de los noventa.

Violencia

Mejía –cuyo estudio se titula Mercado de drogas ilegales y violencia en México: las causas más allá de Calderón– señala que la estrategia antidrogas del expresidente panista fue “una intervención no inteligente contra los capos del narcotráfico, que combinada con el efecto globo recrudeció en forma dramática” el fenómeno criminal en México.
“Los efectos son especialmente importantes en la violencia generada por los enfrentamientos entre los cárteles, en comparación con los efectos de la violencia generada por las luchas entre narcotraficantes y autoridades gubernamentales. También encontramos que ese efecto se produce principalmente en los municipios (mexicanos) con presencia de dos o más cárteles”, señala el trabajo.
Según éste la tasa de homicidios en México en 2010 llegó a 23 por cada 100 mil habitantes y duplicó la de 2005. Los homicidios relacionados con las drogas han tenido un aumento drástico en los últimos años, mientras que otros tipos de homicidio han aumentado mucho menos. En 2010, señala el documento, hubo 25 mil 329 homicidios, de los cuales 15 mil 258 estuvieron relacionados con las drogas, lo que representó un aumento de 453% respecto de 2007.
El texto indica que muchos analistas de seguridad, mexicanos y no mexicanos, culpan al gobierno de Calderón por el repentino cambio en las tendencias de violencia y ante “el hecho evidente de que su estrategia no ha tenido éxito”. Muchos cárteles fueron descabezados por la muerte o captura de sus líderes y eso llevó a disputas internas o con cárteles rivales por el control del negocio, lo que exacerbó la violencia. Para el académico estos son argumentos convincentes, como lo son las alteraciones del mercado debido al gran aumento de las incautaciones de cocaína en Colombia.
“Nos gustaría hacer hincapié en que las dos causas de la creciente violencia en México no se excluyen mutuamente: Los esfuerzos realizados por el gobierno mexicano y los éxitos de Colombia, ambos podrían haber empujado hacia arriba los niveles de homicidios en México. Simplemente creemos que la segunda razón ha sido mayoritariamente ignorada en el debate mexicano. Por lo tanto, es de gran interés comprobar empíricamente que la interdicción de drogas colombiana ha tenido un efecto en México en actividades de narcotráfico y violencia y medir cuán importante este efecto ha sido”, señala la investigación.
El trabajo académico del director del Cesed plantea que al menos en el transcurso de este siglo México ha sido el principal punto de entrada de drogas hacia Estados Unidos, en especial de la cocaína que se produce en los países andinos. Este enervante solía ser enviado a través del Caribe, pero con la instalación de potentes radares que bloquearon esa ruta durante la segunda mitad de los noventa, los narcotraficantes colombianos y mexicanos comenzaron a utilizar en mayor medida la ruta mexicana para el contrabando de drogas.
“Las luchas entre las organizaciones de tráfico de drogas por el control de las rutas ha sido siempre una de las principales causas de la violencia, especialmente en lugares clave que tienen una ventaja geográfica comparativa para el tráfico de drogas. Sin embargo, con el aumento de la interdicción en Colombia desde 2006, los cárteles mexicanos y las rutas adquirieron una importancia aún mayor. Este último punto es el corazón de nuestra estrategia empírica para identificar y cuantificar el efecto que tiene el tamaño de los mercados de drogas ilegales en la violencia”, explica la investigación.
Agrega que si los mercados ilegales de drogas al por mayor causan violencia en una situación de “normalidad”, con mayor razón lo hacen cuando se produce un “efecto globo desproporcional” como el que trasladó Colombia a México, en especial a los municipios mexicanos que por su ubicación geográfica tienen una ventaja comparativa para el contrabando de drogas, como las ciudades fronterizas con Estados Unidos, los puertos y las poblaciones del Pacífico.
“Los efectos de las incautaciones en Colombia siempre han sido significativos sobre la intensidad del narcotráfico en México, pero sólo durante el periodo de Calderón el tamaño del negocio del narcotráfico tiene un efecto significativo sobre los niveles de violencia por esta fuerza subyacente y exógena que nada tiene que ver con las políticas implementadas en México: Los éxitos relativos en la lucha contra el narcotráfico en Colombia”, puntualiza Mejía.

Fuente Proceso

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