Por Aminetth Sánchez / emeequis
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México, DF, 1 de diciembre.- Este sábado no sólo Peña Nieto protestó.
Los manifestantes también hicieron oír sus voces a través de pancartas,
consignas… y actos vandálicos.Nadie sabe quiénes ni cuántos eran. Rostro cubierto, palos, piedras y cadenas daban forma a la identidad oculta de un grupo de jóvenes que manifestaron su inconformidad contra la toma de protesta del priista Enrique Peña Nieto, y mientras éste se colocaba la banda presidencial que le puso en las manos el saliente Felipe Calderón, ellos la emprendieron en las calles contra lo que se les pusiera enfrente.
Al grito de “¡Fuera Peña Nieto!”, manifestantes dieron la bienvenida al mandato del ex gobernador del Estado de México, primer priista que jura como presidente en 18 años, cuando lo hizo su correligionario Ernesto Zedillo, candidato del PRI emergente ante el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Los jóvenes de rostro cubierto con pañuelos negros, camisetas y paliacates habían estado en la mañana junto a los integrantes del movimiento #YoSoy132 y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), frente a las vallas que colocó la policía —con días de anticipación— alrededor del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Acá no hubo balas de goma
A mediodía se congregaron frente a la recién remozada Alameda Central, y en la esquina de avenida Juárez y Eje Central tuvieron los primeros enfrentamientos con la policía que, a diferencia de lo ocurrido frente a San Lázaro, aquí no disparó balas de goma.Los jóvenes de cara oculta —hombres entre los 20 y 30 años, presuntamente ligados a organizaciones anarquistas desconocidas, según el GDF— se movían como en oleadas que dejaban a su paso una estela de destrucción.
De Bellas Artes avanzaron a la avenida Juárez y se siguieron hasta el Ángel de la Independencia en Reforma, rompiendo a tubazos las puertas y paredes de vidrio de hoteles como el Hilton y locales comerciales, además de grafitear el Hemiciclo a Juárez, cuyo mármol había sido pulido y limpiado en las semanas pasadas.
Entre las 14 y 15 horas, vidrios rotos, semáforos destruidos y casetas telefónicas desprendidas, era lo que se podía ver en el Paseo de la Reforma, donde aún actuaba un grupo de aproximadamente 30 elementos.
El capitán del restaurante El 10, ubicado en Reforma esquina con París, relató que “un señor de la delegación avisó que el contingente se acercaba” en esa dirección. Así que pudo meter algunas mesas, pero no tardaron en llegar los enmascarados, sólo para romper los vidrios del establecimiento y llevarse percheros y sillas.
“Yo ni voté por el PRI y ya me tocó chingarme”, lamentó el capitán de meseros que, asustado, pidió no proporcionar su nombre. Además, los pocos clientes que había cunado los destrozos se fueron sin pagar, se quejó.
Pocos metros adelante, en el hotel Sevilla Palace, también hubo destrozos. La puerta y un muro de vidrio templado fueron quebrados con un tubo de metal que, a decir de un trabajador del lugar, llevaba un joven de no más de 20 años.
“Gritaba que no quería a Peña Nieto y que era del #YoSoy132, pero yo no creo que fuera de esos chavos. Reventó los vidrios templados con tanto coraje que los pedazos saltaron hasta la recepción, donde una recepcionista tuvo una cortada en la mano”.
Se tardaron, pero llegaron
Hasta después de las 15:20 horas los granaderos llegaron a la esquina de avenida Insurgentes y Reforma. En filas que parecían no tener fin avanzaban uno detrás del otro, sin desconcentrarse, viendo el casco del compañero de adelante.Ahí se reunieron unas 50 patrullas y camionetas de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal. A través de radios y teléfonos celulares seguían órdenes y cercaban el área donde se encuentra la nueva sede del Senado.
Al ver a los uniformados, algunos manifestantes que no pertenecían al contingente de jóvenes que realizó actos vandálicos, les gritaron que no ejercieran la fuerza contra su propio pueblo.
“Unámonos, tu también tienes hijos y esposa, hazlo por ellos. No ejerzas la fuerza sobre nadie, esto no es contra ti, es contra Peña Nieto”, decía una señora a los granaderos.
Poco a poco se formaron grupos de 20 o 30 granaderos, los cuales agarraban parejo: rodeaban a jóvenes de rostro cubierto, manifestantes pacíficos y mirones, y una vez que los tenían cercados, los detenían y subían a sus patrullas. En más de una ocasión, los mismos manifestantes lograron evitar que se llevaran a algunos jóvenes que no habían participado en los ataques.
A las 17:30 horas, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, informó que unas 65 personas fueron detenidas luego de los actos vandálicos registrados en la zona centro de la Ciudad de México. Por la noche ya eran más de 90 reconocidos oficialmente.
Jorge López, vocero del movimiento #YoSoy132, dijo que a ciencia cierta no sabían el número de detenidos… y no se deslindó de los actos vandálicos.
“No puedo decir si fue alguien de nosotros o algunos anarquistas, lo único que sé es que de manera pacífica no nos escucharon, a lo mejor así sí lo hacen”.
Los jóvenes vándalos fueron identificados por la policía del Distrito Federal y el jefe de gobierno del DF como “anarcopunks” o “anarcopunketos”, presuntamente ligados a las desconocidas organizaciones Bloque Negro Anarquista, Cruz Negra Anarquista, Coordinadora Estudiantil Anarquista y Ejército Popular Magonista de Liberación Nacional.
Pero aún no se sabe con certeza quiénes ni cuántos son. Lo único claro es que salieron a decir que no están conformes con que Enrique Peña Nieto sea su Presidente.
Fuente Revista Emeequis
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