martes, 2 de abril de 2013

Sin clases, 400 niños rarámuris por falta de profesores bilingües

Miroslava Breach
Corresponsal

Baqueachi, Chih., 31 de marzo.
Cuatrocientos niños que deberían asistir al albergue escolar indígena, instalado en esta comunidad para tomar clases de primaria y secundaria, no han aprendido a leer y escribir porque los maestros asignados no hablan la lengua rarámuri para enseñarles en su lengua materna; tampoco trabajan los cinco días de la semana porque se van a sus lugares de origen, denunció el primer gobernador de Baquichi, Patricio Chávez.
Llegan el lunes en la tarde y se van el jueves, nomás dan clases tres días. Los niños y jóvenes no le entienden al maestro porque les habla en castellano, no quieren venir a la escuela y no saben escribir ni leer. Hay maestros bilingües desde hace cuatro o cinco años, pero no nos atienden las presidencias municipales de Carichíc, de Cuauhtémoc y de Chihuahua, dijo.

En esta comunidad funciona un albergue escolar indígena, que debe atender a los niños de las rancherías, donde viven unas 500 familias rarámuris, la mayoría con un promedio de seis hijos, y buena parte en edad de cursar educación básica. Poquitos están en el albergue. Nomás llegan 60 o 66; vienen por comida, porque no aprenden nada, no entienden castellano, señaló.
La denuncia del gobernador tradicional de Baqueachi fue respaldada por los padres de los niños que no asisten a la escuela. Noris Bustillos tiene dos en edad de asistir a la primaria. Ninguno sabe leer ni escribir porque el tiempo en que fueron a la escuela no entendían al maestro. Tampoco hablan suficiente español y apenas conocen algunas palabras y se comunican con señas.
Rosalinda y Valentín Ramírez también tienen hijos en edad de ir a la escuela. Su hija de 15 años no sabe leer ni escribir. Tampoco otros dos niños de 10 y 8 años. Los hijos pequeños de Patricio Chávez se salen del albergue a cada rato, a pesar de que el padre los obliga a ir a la escuela; no quieren venir, no entienden nada.
El gobernador indígena recordó que por más de 30 años no supo leer ni escribir; ya de adulto descubrió que es la única forma que tiene de entender todos los papeles y trámites para buscar solución a los problemas de la comunidad, entre ellos los litigios agrarios para defenderse de la invasión frecuente de los ganaderos mestizos a las tierras ejidales.
Además del analfabetismo de los niños rarámuris de Baqueachi, dijo, está el problema de haber perdido las becas del programa Oportunidades que les daba el gobierno federal a sus padres como apoyo social para atender las condiciones de pobreza alimentaria en que viven las mayoría de las familias. Lamentó: Ya no hay boleta, no hay comprobante para Oportunidades.

Fuente La Jornada

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