Blanche Petrich
El subcomandante Marcos replicó a las
declaraciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,
quien hace siete días reaccionó ante la movilización zapatista pidiendo
que no se adelanten juicios respecto al accionar el presidente Enrique
Peña Nieto en materia indígena:
“Cuando vimos la nota pensamos que era una inocentada de 28 de
diciembre, pero vimos que está fechada el 24 del mismo mes.¿Así que no
los conocemos? Mmh… mmh… veamos”.Todavía no nos conocen, dijo. El líder y vocero del EZLN escribió, en una misiva dirigida
A quien corresponda allá arriba:
Y en seguida procede a repasar la historia política de Enrique Peña Nieto; de sus secretarios de Educación, Emilio Chuayffet; Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y de Desarrollo Social, Rosario Robles; del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida –todos ellos protagonistas de episodios represivos en contra de los zapatistas u otros movimientos sociales. Y por supuesto, de Carlos Salinas de Gortari.
Del Presidente, la misiva de Marcos recapitula: “¿No nació en Atlacomulco? ¿No es el pariente de Alfredo del Mazo y Arturo manos largas Montiel? ¿No es quien dictaminó, coludido con el gobierno municipal perredista de Texcoco, el desalojo de los floristas y la aprehensión del dirigente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, Ignacio del Valle, en mayo de 2006?
“¿No es quien lanzó a su perro de presa y delincuente, Wilfrido Robledo Madrid, para atacar el poblado de San Salvador Atenco y ordenó a sus policías la agresión sexual contra mujeres? ¿No es el asesino intelectual de Javier Cortés y Alexis Benhumea?
“¿No es quien se jactó de la violencia policiaca en San Salvador Atenco y con su actitud soberbia, olvidando que estaba frente a jóvenes críticos y no en un set de televisión, desde su puesto de mando ubicado en el baño de la Ibero, ordenó calumniar a los inconformes y detonó así el movimiento juvenil-estudiantil después conocido como #YoSoy132?
¿No es quien, como primer acto de gobierno, y ahora coludido con el gobierno perredista del DF, ordenó la represión contra las manifestaciones del primero de diciembre de este año y que derivó en la detención, tortura y encarcelación de inocentes?
Al secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, así lo recuerda:
¿No fue jefe de Enrique Peña Nieto y su maestro? ¿No fue secretario de Gobernación con Ernesto Zedillo? ¿No es el borrachín que, en 1996, dijo a la Cocopa que el gobierno federal aceptaba su iniciativa de ley y en la cruda se retractó? ¿No fue uno de los responsables intelectuales de la masacre de Acteal en diciembre de 1997?
Y al titular de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.
¿No era comisionado gubernamental para la paz en Chiapas cuando ocurrió la masacre de Acteal y se quedó callado y siguió cobrando por no hacer nada?
¿No fue jefa de Gobierno del DF por el PRD? ¿No se jactó de la represión que su policía emprendió varias veces contra los jóvenes estudiantes de la UNAM, en la huelga de 1999-2000? ¿No fue quien, presidiendo el PRD, vendió en todos los sentidos a su partido? ¿No es ahora la encargada de pelearle a los Bejarano el corporativismo en el DF y en toda la República?
A Miguel Ángel Osorio Chong lo describe así: “¿No fue acusado de desviar fondos gubernamentales al PRI? ¿No se le abrió en la PGR la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDORPIFAM/185/2010 por vínculos con la organización delictiva Los Zetas? (Ah, ¿cambio de estrategia en el combate al narcotráfico?)”
Salinas de Gortari
En esta lista de sus viejos conocidos no faltó el nombre
de Carlos Salinas de Gortari, hombre del círculo más influyente del
entorno peñanietista: “¿No es quien saqueó como ningún otro las riquezas
nacionales durante su mandato? ¿No es quien devastó el campo mexicano
con sus reformas al artículo 27 constitucional? ¿No es a quien le
amargamos el brindis de año nuevo en la madrugada de 1994? ¿No es quien
vio destrozados sus sueños dictatoriales por unos rifles de madera? ¿No
es quien mandó asesinar a Luis Donaldo Colosio Murrieta? ¿No es quien
hizo el ridículo con su huelga de hambre en 1995? ¿No es quien, el
pasado 21 de diciembre, preguntaba frenético por el teléfono rojo: ‘¿qué
dicen?, ¿qué dicen?’ y quien sintió un escalofrío en su espalda cuando
le respondieron: nada, están en absoluto silencio’?”
A este grupo político les pregunta: ¿No son quienes siempre recurren a la fuerza cuando no tienen la razón? (...) ¿No son quienes se han negado a cumplir los Acuerdos de San Andrés, que significarían el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas, y acabarían con los despojos disfrazados de mineras, acueductos, presas, balnearios, carreteras, fraccionamientos?
Y concluye:
Ustedes, que tantas veces me han matado, declarado muerto, extinto, difunto, finado, cadáver, desaparecido, derrotado, vencido, rendido, comprado, aniquilado, ¿piensan que alguien les va a creer cuando sea verdad que, como en el amor, en cuerpo y alma me entregue a la muerte y sea sólo un poco más de tierra en la tierra? Si han respondido no a cualquiera de las preguntas, entonces tienen razón: no los conocemos.
Fuente La Jornada
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