martes, 11 de diciembre de 2012
Dianética: la “religión” que aniquila
Se llama Organización del Mar y algunas de sus víctimas la acusan de tráfico de personas, abusos psicológicos, estafa y explotación. Esta agrupación, con sede en la Ciudad de México, es la encargada de controlar en toda América Latina las actividades de la cienciología o dianética, la religión fundada en 1952 por el escritor Ronald Hubbard y que se ha extendido a muchos países, donde ha sido investigada, sancionada y hasta prohibida… Con todo, en México se halla en vías de obtener su registro oficial como entidad religiosa.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Los habitantes de la casa marcada con el número 29 de la calle Río Rhin, en la colonia Cuauhtémoc del Distrito Federal, trabajan generalmente un promedio de 12 horas diarias de lunes a domingo a cambio de unos 150 pesos semanales. Algunos días incluso dejan de dormir con tal de cumplir cabalmente su misión: “clarificar al mundo”.
En ese inmueble viven extranjeros que están en el país con visas de turista y también mexicanos sin contrato ni prestaciones. Ven a sus familias un día cada dos o tres meses. Las mujeres tienen prohibido embarazarse; si lo hacen, las presionan para abortar. Si alguien se enferma, lo abandonan o lo echan.
Las reglas internas son rígidas y están hechas para que nadie piense siquiera en la posibilidad de huir. Muy pocos cruzan la puerta de salida. El grupo castiga muy severamente la disidencia.
Se trata de la Organización del Mar, grupo semisecreto (muy pocos conocen sus reglas o saben quiénes la dirigen o cuántos miembros tiene) que controla desde aquí y para toda Latinoamérica las actividades de la Iglesia de la Cienciología (nombre extraoficial que se dan ellos mismos) o Dianética.
Lo anterior se desprende de conversaciones con Rafael Gómez y Víctor Gutiérrez, quienes sí lograron escapar de la secta. No son los únicos que lo han logrado, pero sí los primeros en atreverse a denunciar los horrores que se viven en ella: trata de personas, abusos psicológicos y jornadas laborales infrahumanas.
“Cada uno de los que trabajan donan toda su vida. Hablamos de una organización que se especializa en tener cautiva a la gente emocional, espiritual y hasta físicamente; se vive bajo un régimen semimilitar. Ni siquiera tienen seguro médico, rezan para no enfermarse; no les dan ni el salario mínimo y sin embargo trabajan a veces día y noche”, revela Rafael Gómez, quien huyó hace cinco años.
Antes de entrar en la Organización del Mar los empleados firman un contrato por un billón de años, pues este grupo propone la tesis de que sus afiliados reencarnan. En el sitio de internet www.scientology-lies.com (la cienciología miente) hay copias de estos convenios casi eternos, como el consignado en la ficha ESO 00985 firmado por Lisa Skonetski.
Las raciones de comida que les dan son paupérrimas y el menú es casi invariable: Avena en el desayuno, pasta en la comida y pequeñas porciones de pollo en la cena. Rafael estima que unas 90 personas trabajan para la Organización del Mar y la tercera parte son extranjeros que burlan la ley con visas de turista: antes de que su permiso caduque, los mandan a Guatemala y de regreso para que quede constancia de que siguen viajando.
Así le ocurrió a Andrea Benítez, una argentina que llegó sin permisos y que cuando intentó volver a su país se encontró con que los miembros de la secta le habían retenido el pasaporte para evitar su salida de México.
Es por eso que Alex Spatz, un miembro de la Organización del Mar fue acusado de trata de personas por una colombiana y condenado a seis años de prisión, según informó la Procuraduría General de la República en el boletín 1772, del 25 de agosto de 2011.
Una investigación de la Fiscalía Especializada para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas demostró que Spatz “perteneció a una persona moral que contactó a una mujer colombiana en la ciudad de Bogotá y mediante el engaño fue trasladada a México, donde finalmente fue sometida a trabajos forzados”, refiere el comunicado.
De acuerdo con Rafael Gómez, Spatz sólo seguía las órdenes de sus superiores. En la Organización del Mar es común que se recluten extranjeros con engaños para traerlos a México, desde donde la cienciología controla a sus filiales en el resto de Latinoamérica.
Para comprender qué es la Organización del Mar hay que explicar los orígenes de la cienciología o dianética, secta fundada en 1952 por el escritor de ciencia ficción L. Ronald Hubbard aparentemente a raíz de una apuesta según la cual, como narró el científico Carl Sagan en su libro El cerebro de Broca (1979): “Tenía que inventarse una religión y ganarse la vida con ella”.
La cienciología se anuncia como una organización dedicada sólo a dar cursos de superación personal. En sus primeros acercamientos ofrece la aplicación de pruebas gratuitas de personalidad; en un segundo paso propone a sus potenciales afiliados cursos ligados a las fallas que encontró en los primeros tests. Si por ejemplo una persona tiene problemas con los estudios, le aconsejan cursar el taller “Aprendiendo a aprender”.
En las primeras etapas los cursos son muy baratos, pero se encarecen conforme el interesado avanza en su proceso. Hay decenas de cursos, libros y talleres. Quienes asisten a las charlas creen que su vida comienza a mejorar, así que continúan los cursos con entusiasmo hasta que son llamados a trabajar como parte del equipo de la cienciología, lo que implica dar gran parte de su vida a la causa. Los más constantes son convocados a unirse a la Organización del Mar, el grupo semisecreto que controla la operación de la secta.
Conforme los interesados se inscriben en más cursos, son adiestrados en la creencia de la cienciología: la existencia de extraterrestres perversos que se apoderaron del universo, que “contaminan” a los humanos y les impiden ser perfectos. La misión de un cienciólogo es “clarificar” el mundo: “limpiar” a la humanidad de esa influencia extraterrestre y conducirla a la perfección y la inmortalidad. Si un familiar o un amigo de algunos de los cienciólogos cuestiona sus creencias, la organización presiona al individuo para que corte todo contacto con aquéllos. Eufemísticamente lo llaman “desconexión”.
Mala fama mundial
En octubre de 2009 la dianética fue multada en Francia con 600 mil euros por el delito de estafa. En Rusia, el Consejo Religioso del Distrito Autónomo de Janti-Mansi prohibió los materiales de Ron Hubbard por considerarlos extremistas. En 1996 el gobierno alemán calificó a esta secta de “muy peligrosa y con tendencia autoritaria”. También ha tenido problemas legales en Grecia e Inglaterra.
La revista Time, la BBC, The New Yorker y decenas de medios han publicado reportajes y documentales sobre los fraudes, trabajos forzados, esclavitud y abusos que comete la secta. Sin embargo sus adeptos pocas veces se enteran porque son amenazados con ser excomulgados (los llaman “supresivos”) y perder la salvación eterna en caso de leer material contrario al credo dianético.
Aunque en los países con mayor poder adquisitivo y regulación en materia religiosa han perdido adeptos, en las naciones subdesarrolladas la cienciología expande sus redes con rapidez. En el caso de México, en diciembre pasado solicitaron por segunda ocasión ser reconocidos como una religión.
Medio siglo en México
La dianética llegó a México en los sesenta. Luis González, director de Apoyo de Programas Comunitarios de la secta, informó que tiene 5 mil 300 seguidores, según publicó el periódico Reforma el pasado 27 de febrero, a raíz de la segunda solicitud dianética a la Secretaría de Gobernación.
Para hacerse de más adeptos la dianética se vale de muchas fachadas. Por medio de organizaciones supuestamente civiles pega carteles, crea páginas en internet y manda correos masivos en los que ofrece resolver todo tipo de problemas, desde empresariales hasta de adicciones.
Sus principales fachadas: Entiende Más Logra Más, WISE, Narconon, Fundación Latinoamericana El Camino a la Felicidad y Soluciones Efectivas Empresariales.
Gracias a esa estrategia han logrado impartir cursos en la Lotería Nacional, la Administración Federal de Servicios Educativos del Distrito Federal e incluso en escuelas de 15 ciudades de la República, incluidas primarias públicas (Proceso 1822). También lograron que TV Azteca incluyera el video El camino a la felicidad en su programación (autorización emitida por la Secretaría de Gobernación S-08-00137).
Son insaciables a la hora de exigir donativos. Víctor Gutiérrez fue obligado a salirse de la Organización del Mar por embarazar a su esposa. Antes le sugirieron abandonarla y seguir dando toda su vida a la asociación. Después fue “público” (el equivalente a un laico en la Iglesia católica) pero se salió en 2009 debido a que le telefoneaban insistentemente en las madrugadas para exigirle que cumpliera con el pago de sus donativos.
Tuvo que endeudarse con dos tarjetas de crédito por aproximadamente 20 mil pesos cada una con tal de satisfacer las exigencias de la cienciología, relató a Proceso en una entrevista. Harto de sentirse estafado comenzó a buscar información en internet sobre el culto, hasta que se convenció del peligro que representaba.
Gracias a esta estrategia de presión para obtener donativos, la cienciología construyó su monumental e imponente nuevo templo en la calle de Balderas, en la Ciudad de México. Abarca casi una calle entera. Además la organización adquirió un terreno en Interlomas, donde erige su más ambicioso proyecto: la sede de la Organización Avanzada de México, otra de sus fachadas.
Además existen otras cuatro asociaciones en el Distrito Federal: el Instituto Tecnológico de Dianética, la Organización Desarrollo de Dianética, Centro Cultural Latinoamericano y el Centro Cultural de Dianética.
También hay representaciones y grupos en León, Monterrey, Guadalajara y Puebla.
A escala mundial la cienciología suma a sus filas a estrellas del espectáculo para promoverse. Pertenecen a la secta Tom Cruise, John Travolta, Katie Holmes y Anne Archer. En México el actor Juan Ferrara cumple esa función.
Una de las estrategias de esta secta es también estrechar lazos con funcionarios públicos. A la inauguración de su edificio en Balderas acudió el exsecretario de Turismo del DF, Alejandro Rojas, quien públicamente elogió a la organización. En Puebla, el secretario de Educación, Luis Maldonado, autorizó la difusión en las escuelas públicas de folletos de Ron Hubbard distribuidos bajo el membrete de la asociación Entiende Más Logra Más.
Cuando se le cuestionó, Maldonado argumentó que Marinela Servitje, hija del dueño de Bimbo, había promovido el material. Servitje se deslindó de la organización.
Proceso llamó a la Iglesia de la Cienciología para pedir su versión respecto de los abusos de los que se le acusa. Jonathan Rico, vocero de la cienciología para Latinoamérica, envió un correo a este reportero con copia a un despacho de abogados. En el mensaje exigió obtener una copia del reportaje antes de su publicación y acusó a este semanario de difamar a la Iglesia de la Cienciología, no sin sugerir una amenaza:
“Le deseo hacer saber también que mientras que estoy en la mejor disposición de mantener una relación institucional cordial con usted y con la revista Proceso, también estamos dispuestos a defender y proteger a nuestra Iglesia, a nuestra religión, así como la dignidad de nuestra feligresía en contra de falsedades, discriminación, odio religioso y calumnias.”
Rico pidió como condición para dar una entrevista que se le entregara un cuestionario previo. Las preguntas le fueron enviadas por correo electrónico y además se le pidió que permitiera a este semanario recorrer las instalaciones de la Organización del Mar, ver las visas de trabajo de sus empleados extranjeros así como documentos en los que conste cuánto se les paga. El primer encuentro pactado entre este reportero y Rico no se pudo llevar a cabo por problemas de agenda de ambos. El portavoz de la organización prometió comunicarse después para concertar otra cita. No lo hizo.
En cambio durante las entrevistas que el reportero tuvo con los exmiembros de la secta, hubo personas que tomaban fotografías y rápidamente escapaban del lugar donde se celebraban las conversaciones. Al concluir una charla en el café Sanborns del centro de Coyoacán, uno de los entrevistados se percató de que un hombre nos había fotografiado e inmediatamente huyó.
Además una persona que inicialmente accedió a dar su testimonio, posteriormente se retractó porque la cienciología lo amenazó con difundir aspectos de su vida privada entre sus familiares. Su versión era relevante, pues documentaba un caso de extorsión millonaria para ayudar a la construcción de uno de los edificios.
La BBC publicó un reportaje de cómo la cienciología contrata investigadores privados para sacar a la luz aspectos de la vida íntima de los periodistas que se atreven a revelar los abusos que cometen. Una fuente de dicha organización confió que habían hecho lo mismo con este reportero en su afán de desacreditar el contenido de este reportaje.
Estas tácticas son las que hacen que los exmiembros de la organización rara vez se atrevan a denunciar los abusos que sufrieron.
Poder económico
Desde Barcelona, el terapeuta Miguel Perlado, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y especialista en casos de personas afectadas por los abusos de las sectas, explica las estrategias de presión de la cienciología:
“Cuando las personas salen de cienciología se sienten muy disgustadas, tienen miedo de hablar, les dicen adentro que los psiquiatras y los psicólogos les harán daño. Sufren depresión y ansiedad muy alterada, pesadillas, desarrollan cuadros fóbicos importantes. Padecen una sensación de desconexión del mundo, miedo a vincularse a nuevas relaciones. Hay una ruptura con relaciones previas.
“Tienen bufetes de abogados muy poderosos y estrategias más o menos abiertas de intimidación. Amenazan con difundir información confidencial que dio la persona en supuestas sesiones de terapia.”
Mediante estas técnicas se comprende por qué se desconocen los abusos de la cienciología en México, explica Perlado. La secta opera de tal forma, señala el especialista, que le hacen creer a sus miembros que el mundo entero es su enemigo, además de que logran desequilibrar la personalidad de sus afiliados.
–¿Qué ganan con eso?
–Sale ganando la cúpula, que está en Estados Unidos. Todo es un embudo que va a parar allá. Ellos buscan que todo el mundo sea cienciólogo y alimentarse de más y más personas. Mientras más adeptos, más dinero.
Víctor Gutiérrez manejó las finanzas de la cienciología en los noventa. En esa época recababa de los feligreses unos 150 mil pesos semanales. Casi todo el dinero era enviado a Estados Unidos y las organizaciones locales trabajaban en números rojos. Los mandos más altos de México generalmente viven al día, convencidos de su proyecto, confía Rafael Gómez.
Bernardo Barranco, investigador de El Colegio de México y director del Centro de Estudios Religiosos de México, advierte a este semanario que no sólo la cienciología comete este tipo de abusos con sus adeptos. Señala que los sacristanes y ayudantes de muchos templos católicos generalmente están en bancarrota y trabajan sin horarios ni prestaciones.
Respecto a la desconexión con el resto del mundo, recuerda que en el interior de la Iglesia católica la practican los Legionarios de Cristo con sus candidatos a religiosos.
“Entre más sectaria y pequeña es la secta, más abusos hay. La cienciología en este sentido no es una excepción, y se inscribe dentro de una gran tendencia de muchas otras organizaciones religiosas”.
El pasado 12 de diciembre, la cienciología entregó ocho kilos de documentos a la Secretaría de Gobernación para obtener su registro. En 1999 les fue negada la solicitud, aparentemente porque no cumplía con todos los requisitos; sin embargo Barranco cree que esta vez será distinto porque la organización se esmeró en cumplir todos los requisitos, además de que hizo labor de cabildeo con el gobierno federal.
–¿México corre peligro? –se le pregunta a Perlado.
–La cienciología, aunque diga que tiene miles de seguidores, en realidad no los tiene y está muy desacreditada a escala mundial. Pero humanamente sí: hay rupturas familiares, distanciamiento con antiguas religiones, vulnerabilidad psicológica y otros desequilibrios igualmente importantes.
Fuente Proceso
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