Angélica Enciso L.
Cuando Judith Gómez Contreras se dio cuenta de que
llegaba al penal de Santa Martha Acatitla sintió escalofrío. Hace dos
años, como cineasta, documentó la vida de las internas, muchas de ellas
detenidas injustamente, y ahora pasaba por lo mismo. Horas antes de su
arribo al penal había ido a grabar las protestas del primero de
diciembre y a partir de ese día ha vivido lo que ha sido la semana más
larga de su vida.
Un día después de obtener la libertad relata, a La Jornada su experiencia de los pasados ocho días, aunque de entrada dice que en este momento no me siento completamente feliz de estar afuera, dejamos dentro a una de las compañeras y otros que aún siguen detenidos. Es un sentimiento que compartimos la mayoría de los que salimos. Cuando nos dijeron que las 10 estábamos libres, no vi gestos de alegría, no podemos dejar de pensar en la que se quedó adentro.
Además, dice, “salgo con miedo, me entero de que el caso no está cerrado. Es como si nos dijeran ‘los dejamos salir, pero los estamos vigilando’”. Aún se sorprende de darse cuenta de que
nosotros los jóvenes estamos siendo reprimidos, sólo por la forma de pensar, y me duele mucho ser parte de este país cuando la mayoría de los que fuimos ese día estuvimos detenidos.
Delgada y bajita, con una argolla en el labio y dos en la
oreja, tiene ojos grandes, expresivos, que muestran indignación por lo
que padeció durante la reciente semana. Recuerda que fue a grabar los
hechos, ya que ella y dos amigos supieron la versión de que había un
muerto. Cuando llegaron a Pino Suárez vieron que había granaderos y
empezaron a correr. Perdió a sus amigos y siguió corriendo hasta llegar a
Filomeno Mata, donde la detuvieron. Ahí ya había un grupo de 25
personas rodeadas por granaderos, ninguna de las cuales se imaginó que
iba a ser aprehendida, creían que los estaban protegiendo de la
violencia.
Después llegó un camión que los llevó a la agencia del Ministerio Público 50,
Tenemos que
Fuente La Jornada
Después llegó un camión que los llevó a la agencia del Ministerio Público 50,
donde pasamos las peores horas, dice Judith, quien tiene 27 años. No les permitían ir al baño o tomar agua. Pero el momento de entrar a Santa Martha fue un choque muy fuerte.
Yo estuve trabajando ahí, en 2009 y 2010, haciendo un documental acerca de las condiciones en que viven estas mujeres.
Tenemos que
luchar por los que se quedaron adentro, porque tenemos un ideal, queremos seguir peleando pacíficamente para mejorar la situación de todos.
Fuente La Jornada
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