miércoles, 26 de diciembre de 2012

Economía mediocre / México: 10 de 20 / Realidad vs. discurso



Carlos Fernández-Vega

Una vez más, en 2012 el cuento oficial giró sobre la fortaleza y el sólido avance de la economía mexicana. A lo largo del año, felizmente el último del calderonato y de la segunda docena trágica en casi cuatro décadas, el navío de gran calado reportó un crecimiento muy inferior a lo requerido para comenzar a salir del hoyo, y mantuvo su mediocridad en el contexto latinoamericano, en el que se ubicó en el escalón número 10, de 20 posibles.
En el año que está por concluir, de nueva cuenta la economía panameña fue la que reportó el mayor crecimiento en Latinoamérica: 10.5 por ciento, una proporción 2.8 veces superior a la registrada por la mexicana (3.8 por ciento), de acuerdo con las estimaciones de la Cepal. A este bello país istmeño le siguieron Perú (6.2 por ciento), que también repitió en el segundo lugar regional, y Chile (5.5 por ciento). En la décima posición, el navío de gran calado que mostró un avance apenas superior al reconocido por Honduras y Guatemala, pero inferior al de Nicaragua y Belice.
Lo que México requiere es que sus autoridades y sectores productivos se aparten del micrófono, dejen el discurso para mejor ocasión y se pongan a trabajar, porque si el balance 2012 por enésima ocasión resultó insatisfactorio, la perspectiva para 2013 es aún más pesimista, pues de acuerdo con las estimaciones de la Cepal el próximo año la economía mexicana caería a la posición número 12, de 20 posibles en el contexto latinoamericano (posición compartida con Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala y Honduras), con un resultado peor que el que reportaría esa potencia económica y social llamada Haití.
Como es sabido, los cálculos más conservadores indican que la economía mexicana debe crecer a un ritmo sostenido no menor a 6 por ciento anual para que el país salga del hoyo, deje atrás una mediocridad que acumula tres décadas, con cinco gobiernos neoliberales, y mejore el extremadamente deteriorado perfil socioeconómico de sus habitantes. Así, festejar que México crecería 3.5 por ciento en 2013 no es más que reivindicar la política del tío Lolo, y lamentablemente eso es lo que hizo esa quinteta de inquilinos de Los Pinos, y se corre el peligro de que el sexto al hilo transite por la misma ruta.
Gobierno tras gobierno, en el balance de las tres últimas décadas, se reportan peores resultados, similares al conteo boxístico por knockout: con Miguel de la Madrid, la tasa anual promedio de crecimiento económico fue de 0.34 por ciento; con Salinas se registró un repunte a 3.9 por ciento anual, que, según él, nos llevaría al primer mundo; llegó Zedillo y tal proporción se redujo a 3.5, para caer a 2.3 por ciento con Vicente Fox y rozar el suelo con el 1.8 por ciento logrado por Felipe Calderón, sin duda el peor en muchos años. Así, en esos 30 años la economía mexicana creció a un ritmo tres veces menor al que el país necesitaba como mínimo para salir adelante.
El rezago es enorme y la promesa del nuevo inquilino de Los Pinos es avanzar 5 por ciento anual, lo que si bien mejora el perfil (siempre y cuando lo logre) de sus cinco antecesores (también prometedores de tasas históricas), tampoco resuelve el problema de fondo. La mexicana, pues, en franca competencia con economías como la hondureña, la guatemalteca, la beliceña o, incluso, la haitiana, cuando en el discurso se presume totalmente lo contrario y que de aquí a 30 o 40 años ocupará la cuarta posición mundial. Entonces, menos micrófono y más resultados, que el horno no está para bollos.
En vía de mientras, la Cepal reporta que en materia económica, el nuevo gobierno afronta el reto de dinamizar el crecimiento, algo que en su primer año de estadía en Los Pinos a todas luces no logrará, pues las propias estimaciones del citado organismo apuntan que en 2013 el crecimiento mexicano será inferior al reportado en el año que está por concluir. Además, las perspectivas de un ajuste fiscal brusco en Estados Unidos y la crisis de deuda de algunos países de la Unión Europea son factores de incertidumbre que presionan a la baja el crecimiento de la economía mundial, con un impacto directo en la economía mexicana a través del comercio exterior, las remesas y la inversión extranjera directa.
En 2013 por arriba del comportamiento económico mexicano estarán Paraguay (8.5 por ciento), Panamá (7.5) y Perú (6), la tercia que ocupa los primeros lugares en el contexto latinoamericano. Pero también Bolivia (5 por ciento), Chile (4.8), Argentina (3.9), Brasil (4), Colombia (4.5), Haití (6), Nicaragua (4.5) y Uruguay (4). Vamos, hasta Guyana (4.9 por ciento) y Surinam (4.7) tienen mejores perspectivas que México. Entonces, obvio es que algo falla, y desde hace mucho, pero todo indica que nadie se mortifica en el grupo en el poder ni pretende modificar la estrategia.
En fin, la Cepal anota que las perspectivas económicas de América Latina y el Caribe dependen en buena medida de la evolución de la economía mundial en 2013. En el caso de la crisis que afecta a los países de la zona del euro, se han verificado importantes progresos durante 2012, como los acuerdos tendientes a establecer una institucionalidad que promueva una mayor disciplina fiscal y la conformación de un supervisor bancario único. Por su naturaleza, esas reformas requieren cierto tiempo y complejos procesos de aprobación de reformas en cada país para materializarse. En lo más inmediato, el cambio de orientación de la política del Banco Central Europeo fortaleció la liquidez de las deudas soberanas, pero si bien logró estabilizar ese mercado, los problemas de sostenibilidad de la deuda pública se mantienen.
Aun así, proyecta una aceleración del crecimiento del PIB latinoamericano, con una tasa de expansión promedio en torno a 3.8 por ciento, como resultado, en parte, de la recuperación de Argentina y Brasil. Ello obedecería principalmente a factores internos, en particular, a la recuperación del sector agrícola en el primer caso y del sector manufacturero y la inversión en el segundo, además del efecto positivo sobre la actividad económica que podría tener un incremento del comercio entre ambos países.
Las rebanadas del pastel
Como siempre por estas fechas se registra fiebre de compras, aunque muchos clientes tardarán cuatro años en pagar deudas por lo que hoy adquirieron, según estimaciones de los propios comerciantes (La Jornada, Laura Gómez Flores), o lo que es lo mismo las versión moderna de las tiendas de raya.

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