miércoles, 26 de diciembre de 2012

El Dragon Mart quiere devorar Cancún

El Dragon Mart quiere

devorar Cancún

.
Prácticamente inadvertido para el país, un espectacular proyecto acecha a Cancún: se trata del Dragon Mart, un mega centro comercial donde se venderían sólo productos chinos y serviría de plataforma para atacar los mercados de México y América Latina con todo tipo de mercancías de esa nación.
Más grande que el imponente Dragon Mart instalado en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, el mayor mercado de mercancías chinas en Latinoamérica albergaría en sus 570 hectáreas –equivalentes a la extensión que ocuparían 16 estadios Azteca– un hotel de lujo, 2 mil 500 viviendas, 40 mil metros cuadrados de bodegas y poco más 3 mil lotes comerciales, además de lagos, jardines, áreas de estacionamiento y otras infraestructuras.

Aprobado por el entonces gobernador y hoy senador Felix González Canto, el proyecto ha generado crecientes críticas de empresarios y grupos defensores del medio ambiente que ven en este proyecto enormes riesgos, superiores a los presuntos beneficios económicos.
Respaldado por mil 500 millones de dólares aportados por el gobierno chino, este dragón quiere devorar Cancún.
.
Por Eduardo Lliteras
.
El gobernador Felix González Canto engoló la voz y anunció con bombo y platillo la firma de lo que él consideraba sería la obra cumbre de su gobierno: la construcción del Dragón Mart Cancún, un mega centro comercial donde se venderían sólo productos chinos y serviría de plataforma para atacar los mercados de México y América Latina con todo tipo de mercancías de esa nación.
Orgulloso, ese 22 de marzo de 2011 el hoy senador por Quintana Roo proporcionó detalles del imponente proyecto: pensado para ser el mayor mercado de mercancías chinas en América Latina, albergaría en sus 570 hectáreas un hotel de lujo, 2 mil 500 viviendas para 3 mil 500 familias chinas, 40 mil metros cuadrados de bodegas y poco más 3 mil 40 lotes comerciales, además de lagos, jardines, áreas de estacionamiento y otras infraestructuras.
Junto a González Canto, Hao Feng, presidente de Chinamex, Middle East Investment & Trade Promotion Center, empresa del gobierno chino dedicada a la promoción y venta de los productos de esa nación en ultramar, asentía.
Aunque no lo dijeron, el Dragón Mart de Cancún dejaría muy atrás al instalado en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, en diciembre de 2004, que mide 1.2 kilómetros de largo, tiene 150 mil metros cuadrados y alberga 4 mil locales comerciales administrados, estrictamente, por ciudadanos chinos.
Visto desde el aire, el complejo de Dubai parece un inmenso reptil que se desplaza sobre la tierra, con tejados plateados que simulan el sinuoso desplazamiento de una serpiente. Mide algo así como tres veces la extensión del estadio británico de Wembley y al ingreso el visitante es recibido por el rostro de un fiero Dragón que abraza con sus garras un globo terráqueo dorado . Todo un símbolo de la expansión económica china.
A pesar de las enormes dimensiones del complejo de Dubai, el proyecto originalmente planteado en Cancún es mucho más ambicioso: de una extensión de por lo menos 16 veces el Estadio Azteca, al que ingresarían diariamente 140 contenedores, con el objetivo de que llegaran a sumar por lo menos 400 al día, transportados en buques de la China Ocean Shipping Companny (Cosco), la poderosa flota mercante estatal de esa nación, hasta la península de Yucatán.
Los contenedores serían descargados en el puerto yucateco de Progreso o en el balneario quintanarroense de Puerto Morelos (o en ambos), y de allí llevados por carretera hasta el predio llamado El Tucán, ubicado en el kilómetro 331 de la carretera Cancún-Playa del Carmen.
El de Cancún será el segundo proyecto que el gobierno chino ayude a abrir más allá de sus fronteras, para lo cual aportará mil 500 millones de dólares, según explica el diario China Daily.
A cambio de esa inversión, “el gobierno chino planea quedarse con el 40 por ciento de las acciones y los gobiernos de México y Estados Unidos, un 30 por ciento cada uno”, declaró Yu Yanqing, presidente del Chengkai Investment Bank, al periódico chino en inglés.
El respaldo oficial al proyecto en Cancún no es ninguna sorpresa. “De hecho, es una cuestión de Estado”, sostiene Heriberto Araujo, periodista español con residencia en China y autor del libro La silenciosa conquista china.
Existe, en opinión de Araujo, corresponsal de Notimex en Beijing, una intención de expansión que sobrepasa las simples intenciones empresariales.
A eso habría que sumar la aplicación de una sutil estrategia política para desactivar las previsibles objeciones al impresionante proyecto.
Pero de eso se hablará párrafos abajo.

Los documentos no dejan lugar a dudas. El convenio firmado entre el gobierno del estado de Quintana Roo y la empresa Managment Dragon Mart Cancun, SA, detalla muy bien lo que saldrá de las entrañas de esa ciudad china enclavada en medio de la selva, para lo cual ya se deforestaron sin contemplaciones medio millar de hectáreas:
  • Muebles para el hogar y hotelería
  • Equipamientos de cocinas (desde lavadoras hasta equipos de aire acondicionado)
  • Artículos decorativos
  • Productos electrónicos caseros e industriales
  • Consumibles para la hotelería
  • Productos textiles (telas, ropa, toallas y sábanas)
  • Accesorios para autos y motores
  • Productos de ferretería y tlapalería
  • Materiales para la construcción
  • Lámparas y materiales de iluminación
  • Aparatos médicos, materiales y equipamiento para hospitales (desde jeringas hasta camas)
  • Maquinaria para la agricultura
  • Productos de acero
.
“Todos esos productos son fabricados en maquiladoras chinas, donde el promedio de pago por hora es de entre tres y cinco pesos mexicanos. China es el mayor productor de productos libres de registro de propiedad intelectual por sus niveles de piratería tecnológica y copia de diseño”, escribió la periodista Lydia Cacho, quien ha denunciado los potenciales perjuicios de este mega centro comercial en la economía nacional, en su columna publicada por El Universal.
La apertura del Dragon Mart podría causar un colapso de las pequeñas y medianas industrias, no sólo en el sureste mexicano sino en todo el país, han insistido organizaciones empresariales de la región.
No están solas en sus temores. A mediados de octubre, el entonces secretario de Economía, Bruno Ferrari, presentó una demanda ante la Organización Mundial de Comercio en contra de China.
Acusó al país asiático, acompañado de las cámaras empresariales del ramo, de otorgar subsidios indebidos en las industrias textiles y del vestido. “Ferrari asegura, con toda razón, que China ha ocasionado ‘una enorme afectación a los intereses de México’ beneficiando a sus productores con exenciones o reducciones de impuestos; el otorgamiento de bienes y servicios, como tierra y electricidad, y materias primas como algodón y poliéster bajo términos preferenciales”, destacó Lydia Cacho.
Bruno Ferrari ha demostrado, incluso, que China concede transferencia directa de fondos en forma de donaciones y condonación de deudas (prácticas inequitativas en el mercado internacional).
A pesar de que la Secretaría de Economía inició el proceso, el nuevo gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, “no se ha pronunciado sobre la protección de la industria regional, sino solamente sobre las supuestas virtudes de la llegada de esta mega importadora oriental”.

• • •

Aunque los promotores del proyecto destacan las bondades esperadas del Dragon Mart, quienes han estudiado a fondo la manera en que se conducen los empresarios chinos tienen razones de sobra para expresar sus reservas.
Todos los empresarios chinos comparten la misma forma de proceder, afirman Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araujo, autores de La silenciosa conquista China: “Controlan el negocio verticalmente, desde la fase de producción hasta la llegada de la mercancía a Dubai. Cuando un chino abre un negocio, el inversor es al mismo tiempo propietario, porteador, cajero, chofer, vendedor. El chino es el hombre empresa”.
Y una de las políticas de expansión es el establecimiento de enclaves mercantiles en territorios extranjeros con el patrocinio económico y político del gobierno chino, como hicieran en el Mediterráneo griegos o cartagineses.
En los enclaves llamados dragones comerciales o Dragon Mart, llegan hasta donde los dejan las autoridades: en Dubai les impidieron comprar las tiendas o los locales, y sólo los pueden rentar. El mega centro comercial es propiedad del gobierno, pero las mercancías son todas chinas. En el caso del centro comercial en Kazajistán, las cosas son diferentes: allá han podido comprar las tiendas.
El resultado está a la vista. La economía de China podría sobrepasar a la de la zona euro en 2012, al tiempo que India está por desbancar a Japón. China e India, calcula la OCDE, superarían a Estados Unidos, la eurozona y Japón juntos en 2030.
El país asiático “conquista mercados extranjeros no sólo por su capacidad de producir barato y rápido, sino a través de hubs o mercados regionales que sirven para la distribución de sus mercancías a lugares todavía más lejanos y donde la logística desde China es compleja o cara”, destacan los autores de La silenciosa conquista china, para cuya realización debieron viajar a más de una decena de países con el propósito de documentar y constatar la explosiva ola empresarial de esa nación.
Y lo que Cardenal y Araujo pudieron constatar en África o en los países árabes, por ejemplo, es que la población local de los países donde llegan los chinos con sus dragones o empresas “no está viendo los beneficios; trabajan en condiciones lamentables, y ven cómo los proyectos chinos dañan el medio ambiente”.
En realidad, explican los periodistas españoles, al gobierno chino no le interesan ni “las buenas prácticas empresariales o que se respeten los derechos humanos”, por lo que gobiernos corruptos no son un problema sino inclusive el mecanismo ideal para hacer negocios.
De hecho, afirman que en otros proyectos chinos alrededor del mundo el “beneficio que se llevan las élites no siempre repercute en la población. Están saqueando los recursos naturales y exportan condiciones de trabajo esclavistas”.
El estilo chino de hacer negocios es con “mucha opacidad” y también de forma “silenciosa porque se trata de una conquista económica, no militar”.

• • •

Las reacciones de rechazo al proyecto de Dragon Mart en Cancún han estado encabezadas por organizaciones de empresarios y grupos que defienden el medio ambiente.
Hace dos semanas, en un foro realizado en Campeche, coordinadores empresariales de la región sur-sureste del país se pronunciaron contra el Dragon Mart y firmaron una minuta dirigida a Enrique Peña Nieto para exponerle los problemas que traerá el proyecto impulsado por industriales chinos y mexicanos.
“Su operación atenta contra la industria mexicana, los empleos, la proveeduría y demás sectores, además legalizaría la piratería a nivel nacional”, dice el documento, citado por el semanario Luces del siglo, editado en Quintana Roo.
Añadieron que el complejo afectará las exportaciones mexicanas a Centro y Sudamérica, porque el Dragon Mart Cancún se coloca en un punto estratégico para abastecer de productos asiáticos al continente americano.
Luego de que durante un Encuentro Internacional con Profesionales de Relaciones Públicas y Comunicación, una participante le inquirió a Jesús Almaguer Salazar, director de la Oficina de Visitantes y Convenciones de Cancún, su opinión sobre el Dragón Mart, el también empresario ligado a grupos hoteleros españoles en Cancún y la Riviera Maya, se limitó a comentar: “Me espanta saber que los chinos tienen la marca registrada de la Virgen de Guadalupe. ¡Imagínense ustedes!”.
El semanario también citó a Sergio González Rubiera, presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes de Quintana Roo, quien consideró que la aparición del Dragon Mart sepultaría al ecoturismo y generaría grandes daños económicos y sociales, a cambio de ningún beneficio para el estado.
“Tenemos centros rurales, indígenas y de ejidatarios que están ubicados a lo largo del corredor Cancún-Riviera Maya, que han desarrollado proyectos en cenotes, o en comunidades como Pacchén, Tres Reyes y Chac-Chimil que benefician a la gente, pero con el Dragon Mart se vendría todo abajo porque el proyecto se sitúa en esa zona”.
A las objeciones económicas se han sumado los cuestionamientos de grupos ambientalistas, que han alertado sobre la violación a las normas y la connivencia de las autoridades locales para permitir un desarrollo comercial que daña al medio ambiente.
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), una de las organizaciones más prestigiadas a nivel nacional e internacional, ha denunciado que ese proyecto es violatorio de las disposiciones legales.
En la zona donde se desarrolla el centro comercial el uso de suelo se limita a áreas naturales, turísticas y mineras, “abriéndose apenas la posibilidad de dos, tres y un máximo de cuatro viviendas por hectárea”.
El Dragon Mart violentaría el Programa de Ordenamiento Ecológico del municipio de Benito Juárez, “pues no se permiten asentamientos humanos en el número que se está planteando”.
Alejandra Serrano, directora de la oficina Sureste de Cemda, destacó que “traería consigo daños al medio ambiente ocasionados por la movilización de vehículos, la construcción de carreteras de acceso a Puerto Morelos, el dragado del arrecife, el manejo de desechos y la dotación de servicios, entre otros”.
La oposición  al proyecto ha ido creciendo a medida que avanza su edificación. Los habitantes de Puerto Morelos, donde se encuentra el terreno, han comenzado a elevar el nivel de protesta y se han organizado en la asociación ciudadana Voces Unidas de Puerto Morelos.
Este proyecto, han destacado en oficios enviados a la Presidencia de la República, es incompatible con el desarrollo urbano, suburbano e industrial del municipio.
Hacen referencia a que la autoridad ambiental del gobierno de Quintana Roo ha otorgado manifestaciones de impacto ambiental con argucias, pues han dicho que el terreno ya había sido desmontado previamente, pues ahí se asienta una sascabera (banco de material pétreo), aunque no mencionan que sólo es una pequeña parte del terreno.
Y destacan que no se ha atendido la posible contaminación de los mantos freáticos de la zona, por ejemplo, en la llamada Ruta de los Cenotes, y los daños al Parque Marino de Puerto Morelos, donde se ubica una parte de la segunda barrera de arrecifes más importante del mundo.
Los habitantes de Puerto Morelos advierten sobre las repercusiones comerciales: “Una de las mayores afectaciones de este proyecto es la económico-social, ya que la invasión de productos chinos a nuestros mercados implicará, por un lado, una competencia desleal con las empresas nacionales y regionales, y por el otro una preferencia laboral de mano de obra china sobre trabajadores mexicanos”.
El número de empleos que el proyecto Dragon Mart Cancún ofrece crear localmente, destacan, será “mucho menor que las posibles pérdidas de empleos a nivel nacional por el cierre de empresas mexicanas”.
Y rematan: “Los que firmamos este manifiesto rechazamos tajantemente la ilegalidad, la falta de transparencia y la aparente corrupción con la que el proyecto Dragon Mart Cancún se ha venido gestando y obteniendo  autorizaciones cuestionables”.
No se contentaron con enviar cartas. Hace un par de semanas organizaron un foro en el que convocaron a especialistas nacionales y extranjeros para debatir el proyecto.

• • •

La fachada local del proyecto está representada por la empresa inmobiliaria Real State Dragon Mart Cancún, la que es oficialmente la propietaria del terreno de 570 hectáreas, ya deforestadas, en el que se pretende erigir el Dragon Mart.
Uno de los propietarios de dicha empresa es Juan Carlos López Rodríguez, quien sería poseedor de 45 por ciento de las acciones, según ha publicado el diario El Quintanarroense.
López Rodríguez no tiene antecedentes muy limpios. Ex funcionario de Aduanas, fue inhabilitado por malos manejos en el Servicio de Administración Tributaria cuando se desempeñó en el cargo de administrador central de Investigación Aduanera, entre 2000 y 2001, denunció en su momento el entonces diputado Mario Di Constanzo.
Él ha respondido que fue objeto de una persecución y que ha sido exonerado por las autoridades.
Y no sólo eso. Ante las críticas crecientes al proyecto ha echado a andar una estrategia, para muchos preconcebida, que trata de mostrar que quienes se encuentran detrás del Dragon Mart Cancún han atendido las preocupaciones y han dado marcha atrás a sus pretensiones.
Por ello, anunció que se reduciría supuestamente el número de viviendas, por lo que se construirían sólo 722, en lugar de las mil 250 que se proyectaban antes, aunque no especificaron más detalles de las mismas.
También informó que cancelaron la construcción de un hotel, así como las viviendas de tipo vertical, para que el proyecto del Dragon Mart pudiera respetar las disposiciones legales del Programa de Ordenamiento Ecológico Local del municipio de Benito Juárez.
Y, contra toda la naturaleza del proyecto, comentó que existiría una “apertura comercial” para que no solamente “China exponga sus productos, sino también Canadá, Centroamérica y Sudamérica”, prometió con el ánimo de calmar las críticas empresariales y del sector maquilador mexicano.
De esta manera, Juan Carlos López Rodríguez aseguró que, con los permisos de por medio, el proyecto podría inaugurarse en el 2014 en lugar del 2013.

• • •

En un intento por acabar con las críticas y con la creciente oposición popular al proyecto de Dragon Mart, el gobierno del estado de Quintana Roo apoyó la realización de “los estudios técnicos” por parte del Tecnológico de Monterrey con la finalidad de “aclarar los mitos que se han hecho alrededor del centro de exhibición internacional”.
El estudio que realizará presuntamente el Instituto Tecnológico de Monterrey determinará “el beneficio económico (neto) del proyecto Dragon Mart para Quintana Roo y para el resto del país” e identificará “las principales áreas de oportunidad y de riesgo que el proyecto de Dragon Mart puede generar entre los principales grupos de interés en Quintana Roo”.
Pero además de los estudios del Tecnológico de Monterrey hay quienes piden que también las universidades públicas se involucren. Tal es el caso de los senadores Luz María Beristain Navarrete y David Monreal Ávila (del PRD y PT, respectivamente), quienes propusieron “un punto de acuerdo” para que se solicite a la UNAM y al Instituto Politécnico que realicen estudios sobre los impactos sociales, económicos y ambientales del proyecto chino.
Los senadores dijeron que “se sabe que desde su autorización en el 2011 por el gobierno federal, se proyectó que este centro sería el más grande fuera del país asiático, aunque su negociación y acuerdos se han tratado de manejar por lo obscurito”.
Según los legisladores, “existen otros dos centros como éste en el mundo, uno en la capital de los Países Bajos, Ámsterdam ,y el que se localiza en Dubai, de los Emiratos Árabes Unidos, ambos han sido construidos por las mismas empresas que están llevando a cabo el proyecto en México: Chinamex y Middle East Investment & Trade Promotion Center”.
Los senadores insistieron en exigir una investigación ante “la falta de transparencia, la presunta ilegalidad y corrupción con la que se ha venido gestando y obteniendo las autorizaciones para la construcción de Dragon Mart Cancún, hace que resulte cuestionable lo que se pretende lograr con la apertura de este centro”.

• • •

El proyecto ha ingresado en una fase definitiva: logra diluir las críticas al proyecto o los planes ingresan en una zona de riesgo. Es por eso que la empresa que se ostenta como propietaria, la Real State Dragon Mart Cancún, ha echado a andar una campaña de relaciones públicas.
Aunque también ha recurrido a métodos un poco más rudos: intimidar a quienes se oponen a sus planes.
En una carta dirigida al director del Cemda, fechada el 10 de diciembre pasado, Juan Carlos López Rodríguez asegura que las imputaciones de esa organización en defensa del medio ambiente “son inexactas, falsas y calumniosas”, contribuyendo a “generar un ambiente hostil y de persecución que pone en riesgo no sólo el proyecto sino la integridad de los que participamos en el mismo”.
Así que le exige que proceda a rectificar sus declaraciones “antes de que el daño causado a mi representada resulte irreparable”.
Y concluye con una intimidación: “En caso de no recibir una respuesta favorable y por escrito a nuestra petición antes del 14 de diciembre, nos veremos obligados a proceder conforme a derecho”.

Fuente Revista Emeequis

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar tus comentarios en cualquier momento, solo trata de poner buenos argumentos y sobre todo trata de evitar el uso de palabras altisonantes, este blog es de ustedes.
Saludos.