ACÁ ENTRE NOS (O SOBRE LAS MIRADAS DE ELLOS Y NOSOTROS)
“De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana”.
M. Benedetti
… al buen entendedor pocas palabras.
Estos versos nos conmueven y reflejan nuestro sentir
sobre nuestra historia, nuestros dolores y, sobre todo, nuestras
esperanzas. Estamos seguros de que nos entienden. Quién no tiene una
pizca de sensibilidad y conciencia no intentaría denunciar las
injusticias que pasan en el mundo. Algunos estamos en México, muchos lo
vivimos desde el exilio.
¿Es lo mismo ser testigo de la justicia desde arriba (o
desde en medio) que desde abajo? Sabemos que no. Estamos seguros de que
no. ¿Cómo no querer cambiar este mundo injusto, que no comparte las
riquezas humanas y destruye sobreexplotando los recursos naturales,
contaminando la atmósfera, de todos los seres humanos y de los demás
seres vivos?, ¿cómo no querer gritar “¡nunca más!”?
Hoy no escribimos para repetir nuestras demandas.
Tampoco para explicar eso que algunos medios han querido criminalizar y
muchas mentes no han podido comprender. Si recurrimos a estas palabras
es para reconocernos a nosotros mismos, con nuestro potencial y nuestras
limitantes. De nueva cuenta estamos seguros de que ustedes nos
entienden. El proceso de construcción generalmente no es fácil. ¡Qué
fácil, inútil y desgastante sería dirigir nuestras energías hacia la
destrucción! Menos problemas, menos preguntas, menos inquietudes. Sin
embargo, siguiendo su ejemplo y el de muchos otros que nos inspiran,
nosotros hemos decidido crear; y justo en eso estamos, en ese
aprendizaje, posiblemente a veces inconsecuentes, inexpertos e ingenuos,
pero tratando de no caminar solos. No están ustedes pa’ saberlo ni nosotros para contarlo,
pero no ha sido un proceso fácil. El furor es fugaz, pero nuestros
sueños siguen. Salimos a gritar porque pensamos que algún cambio es
posible, aunque esos que están arriba nos quieran engañar una y otra
vez. Visto en retrospectiva, es posible encontrar las causas de nuestro
revés. Ustedes las han visto y nosotros las hemos reconocido. Pero una
cosa les queremos decir: antes que las masas, la rebeldía
multitudinaria, las consignas, los cantos y los colores, en nosotros
está la idea de cambiar de una vez por todas este país: encontrar un
equilibrio con todas las sociedades, incluyendo, valorando y respetando a
sus comunidades indígenas en resistencia.
Hoy estamos seguros que, desde que nos vieron por
primera vez, algunos podrían dibujar muchos de los tropiezos de ese
episodio primaveral. Pero en el transcurso de cada derrota también
recogimos enseñanzas, saludamos a compañerxs hasta hace poco
desconocidos, tejimos una red de resistencia y de acción. ¿Cómo no ver
esa semilla como una victoria? Y sin embargo, es tan sólo el inicio.
Y sí… esos ciento treinta y tantos somos, y esos ciento
treinta y tantos más uno o más dos, o más miles más también somos y aquí
estamos, compuestos de esa compleja, injusta y contrastante diversidad
de la realidad social mexicana; entre ellxs, hay “niñxs fresas” y
“niñxs no fresas” que no pedimos -o pidieron, todo depende de donde se
mire- serlo; pero reconociendo esas “injusticias” de la que también
somos parte… Y desde esta mirada nos identificamos con su frase: “Un
mundo donde quepan muchos mundos” O, ¿qué no es así?, ¿acaso entendimos
mal?, ¿acaso no podemos luchar en conjunto diversos sectores sociales
-lumpens, fresas, estudiantes, trabajadores, jóvenes, ancianos,
indígenas, güeros, negros- conscientes, en búsqueda de “otro mundo” y
“otro México” en donde quepan todos los mundos en equilibrio y en paz?
Nos referimos a ustedes porque saben que el cambio,
cuando es legítimo, es un proceso lento que comienza con uno mismo. Lxs
zapatistas lo han demostrado con un ejemplo de organización y de
resistencia. De sobra estamos conscientes que este camino no es nada
fácil. Tras la crítica, el cansancio y el autoanálisis, aún quedan
quienes se conforman con que todo siga igual. Es esto lo que observamos
ahora. Quizá no damos más primeras planas para los periódicos, y es
cuando se distingue quienes se movilizaron por fama u oportunismo y
quienes por creer que otro México es posible. Además, ¿no fueron
ustedes, los que dejaron constatado en uno de sus comunicados, que por
más que los medios no hablaran de los zapatistas durante mucho tiempo,
reivindicaban su existencia como lucha y dejaron también explícito en el
mismo, que durante ese tiempo, lograron construir su autonomía? Pues
nosotros estamos en una situación semejante.
¿Errores? Sí, hemos tenido varios. No obstante, vamos aprendiendo de ellos.
Los movimientos sociales también reflejan la humanidad, puede mostrarse
el protagonismo, la fanfarronería y demás defectos del ser humano. No
lo negaremos. Pero sí diremos que lo importante es no volver a
padecerlos en el futuro. Por si se lo preguntan, en ese proceso de
aprendizaje es donde estamos. Para tener respuestas preguntar puede
servir.
Y sin embargo, nos movemos. Nos movemos porque creemos
que la lucha por un México más justo no es cuestión de una coyuntura
electoral ni algo que importa una vez cada seis años. Creemos que la
democracia auténtica toma vida con la participación ciudadana, con el
empoderamiento de los de abajo, con el fin de quitarle el poder a esa
mafia político-económica que nos tiene donde nos tiene, con la unión de
las diferentes luchas.
Ahora sí, una vez que les hemos contado nuestra
historia, nuestros dolores y nuestras esperanzas, permítanos decir algo
que parece no apreciaron a través de la ventana por donde nos
observaron. Llevamos casi 20 años observándolos. Llevamos casi 20 años
aprendiendo de la lucha zapatista que, a su vez, ha sido semilla para
otras luchas como las de nuestrxs compas del 15-M en España o los
movimientos Occupy por todo el mundo. Y sí, los puentes que hemos
tratado de construir no sólo han sido para acercar a los millones de
mexicanos que buscan en el extranjero lo que su país les ha negado, sino
también para acercarnos a nuestrxs compas de la revolución global. Por
ahí dicen que más vale tarde que nunca. Un puente es algo que une dos
orillas y permite caminar sobre imposibles. Desde acá les advertimos que
el movimiento 132 es mucho más que el 132.
Por la revolución global del 99%,
#YoSoy132Internacional
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