Pláticas con el equipo de Peña; ligó al militar con el narcotráfico y actos de corrupción.
México, DF. El
gobierno de Barack Obama intentó negociar en secreto con el equipo
del entonces presidente electo Enrique Peña Nieto para evitar que el
general Moisés García Ochoa fuera nombrado secretario de Defensa
Nacional por preocupaciones de sus posibles vínculos con el
narcotráfico y alegatos de corrupción, reportó el New York
Times.
En los días anteriores a
la toma de posesión de Peña Nieto, y menos de una semana antes de
que anunciara su gabinete, el embajador de Estados Unidos en México,
Anthony Wayne, se reunió con Miguel Ángel Osorio Chong y Jorge
Ramírez Marín, miembros del equipo del presidente electo, para
trasmitir la preocupación de Washington sobre posibles vínculos del
general con el narcotráfico, aunque enfatizó que estas sospechas no
habían sido corroboradas, según un importante funcionario mexicano
citado por el Times.
“Esta comunicación por
canales traseros ofrece un vistazo poco común al profundo
involucramiento del gobierno de Estados Unidos en los asuntos de
seguridad mexicanos, especialmente mientras Washington mide a Peña
Nieto, quien apenas lleva dos meses de un periodo de seis años. El
papel estadunidense en una designación de gabinete mexicano también
destaca las tensiones y desconfianza entre los gobiernos a pesar de
las proclamas públicas de cooperación y amistad”, escriben los
reporteros Ginger Thompson, Randal Archibold y Eric Scmitt.
Citan el comentario de un
ex alto funcionario de la agencia estadunidense antidrogas (DEA, por
sus siglas en inglés), de que “cuando se trata de México, tienes
que aceptar que vas a bailar con el diablo”, mientras que un ex
alto funcionario de inteligencia mexicano comenta sobre la
desconfianza de los estadunidenses, porque la relación es “desigual
y desequilibrada. México es abierto con sus secretos. Estados Unidos
no”.
El gobierno de Obama
tenía varias preocupaciones en torno al general García Ochoa, desde
sospechas de la DEA de vínculos con narcotraficantes, a las del
Pentágono sobre posible “mal uso” y hasta corrupción de
contratos militares, reporta el rotativo.
Su currículo, incluyendo
sus estudios avanzados, su papel de fundador del Centro de
Inteligencia Antinarcóticos, estudiante e instructor en programas de
capacitación militar estadunidenses y autor de tres libros, así
como su trato franco del tema de la lucha antinarcóticos y de la
amenaza de la corrupción para las fuerzas armadas impresionaran a
muchos, indica el diario. También impresionó su aparente
cooperación con los estadunidenses, que incluyó por lo menos dos
viajes secretos a San Antonio, Texas, en el año y medio pasado, para
reunirse con funcionarios de inteligencia estadunidenses, con los que
compartió nombres de militares y civiles mexicanos de los que se
sospechaba otorgaron protección a narcotraficantes, según personas
que “conocían al general”. Asimismo, su deseo de profundizar la
cooperación bilateral, todo en momentos en que se perfilaba como
posible secretario de Defensa.
“Lo que no sabía era
que Estados Unidos abogaba en su contra”, reporta el Times,
ya que contaba con información sobre alegatos en su contra por
posible corrupción en su papel de administración militar. De hecho,
los estadunidenses le pusieron el apodo de Mr. Ten Percent (Señor
Diez por ciento), por sus
sospechas de cómo manejaba contratos militares.
Por su lado, la DEA
sospechaba de posibles vínculos con narcotraficantes, aunque al
parecer sin pruebas. El Times obtuvo informes clasificados de
la DEA, fechados en 1997, cuando el general era coronel y fundó el
centro de inteligencia, donde se alega que él era uno de varios
altos oficiales militares que intentaban negociar un acuerdo con
algunos de los cárteles más poderosos. “Es altamente
probable que oficiales militares deseaban continuar lucrando con una
relación continua con organizaciones de narcotráfico”, afirma uno
de estos informes.
Los informes también
alegan que el entonces coronel García Ochoa encabezó una redada
contra el cártel de Juárez donde a propósito permitió que
Amado Carrillo Fuentes escapara.
El Times informa
que el general García Ochoa declinó ser entrevistado para este
reportaje, y que funcionarios mexicanos y estadunidenses también
declinaron comentar de manera pública toda esta información.
El rotativo recuerda que
la cooperación bilateral en torno a la lucha antinarcóticos se ha
ampliado de manera considerable en los años recientes, incluyendo la
autorización de vuelos de aeronaves no tripuladas (drones) en
espacio aéreo mexicano, la creación del primer centro de
inteligencia conjunto en una base militar en México, mayor
intercambio de inteligencia en operaciones antinarcóticos, sobre
todo con la Marina en México, y mayor participación de integrantes
de fuerzas de seguridad pública de cada país en territorio de sus
contrapartes.
El reportaje afirma que
aún no queda claro si el papel de Washington fue central en la
decisión de Peña Nieto de nombrar a otro general al puesto de
secretario y el envío de García Ochoa a Coahuila.
Pero subraya que, a pesar
de la mayor cooperación y cercanía entre ambos gobiernos, las
sospechas y desconfianza mutua persisten, sobre todo al inicio de un
nuevo gobierno en México. Informa que las dudas sobre la dirección
e intención del nuevo gobierno han llegado al Congreso de Estados
Unidos, donde el senador Patrick Leahy dijo que estaba congelando
casi 230 millones de dólares en asistencia de seguridad
estadunidense a México dentro de la Iniciativa Mérida, ante sus
preocupaciones sobre si el combate contra el crimen organizado estaba
rindiendo resultados positivos. “Se ha solicitado al Congreso una
nueva inversión significativa, pero no queda claro cuáles son los
planes del gobierno mexicano. Es prematuro autorizar más de lo
mismo”, dijo Leahy al Times.
Fuente La Jornada
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