Forman parte de la cruzada contra el hambre; se ubican en zonas de alta y muy alta marginación.
Angélica Enciso L.
México, DF. Las
tiendas Diconsa de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso),
incluidas en la Cruzada Nacional contra el Hambre, no ofrecen en la
canasta alimentaria básica alimentos frescos, pero sí venden
botanas y frituras, así como refrescos embotellados, de los cuales
México ocupa el primer lugar mundial en consumo per cápita.
Una familia de escasos
recursos destina hasta 7.5 por ciento de sus ingresos totales a
comprar refrescos, y la frecuencia en el consumo de éstos supera a
alimentos básicos como leche, huevo, carne, frutas y verduras,
indica el Instituto Nacional de Salud Pública.
Ubicada en zonas de alta
y muy alta marginación, la red de tiendas Diconsa expende frituras y
refrescos, aunque el gobierno está obligado por la Constitución a
garantizar el derecho a una alimentación suficiente, nutritiva y de
calidad. ‘‘Esto habla de un conflicto de intereses y del vínculo
entre las empresas y las instituciones públicas’’, señaló
Alejandro Calvillo, director de la asociación civil El poder del
consumidor.
Incluso el relator de
Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Olivier de
Schutter, recomendó el año pasado al gobierno mexicano que
‘‘estudie la posibilidad de aplicar impuestos para desalentar las
dietas ricas en energía, en particular el consumo de refrescos, y de
conceder subvenciones a las comunidades pobres para que puedan
acceder al agua, la fruta y las verduras, y tenga en cuenta el efecto
de las políticas agrarias y comerciales en las dietas de la
población’’.
En las reglas de
operación del Programa de Abasto Rural a cargo de Diconsa, que este
año pondrá énfasis en los 400 municipios incluidos en la cruzada,
se señala que se busca ‘‘contribuir a la seguridad alimentaria
facilitando el acceso físico y económico a productos alimenticios
de la población que habita en localidades rurales marginadas’’.
La red de Diconsa tiene
alrededor de 25 mil tiendas y 304 almacenes distribuidos en el
territorio nacional, en atención a localidades catalogadas como de
alta y muy alta marginación, que hasta 2010 sumaban 83 mil 474
puntos, donde vivían alrededor de 18.4 millones de personas.
Las reglas indican que
‘‘para garantizar el derecho de acceso a la alimentación de las
personas es necesario disponer de un abasto de alimentos de
calidad’’.
Entre los productos de la
canasta básica se encuentran maíz, frijol, arroz, aceite vegetal,
leche en polvo, café soluble, sal de mesa, avena, pasta para sopa,
galletas marías y de animalitos.
El catálogo de productos
del programa ‘‘para la alimentación y nutrición’’ se
incluyen productos envasados y procesados, diversas galletas,
harinas, jugos, varios tipos de maíz, así como frituras, refrescos
embotellados y en polvo.
De acuerdo con Alejandro
Calvillo, un factor determinante para el incremento de la obesidad en
México ha sido el alto consumo de bebidas azucaradas. ‘‘Somos el
país que más litros de refresco consume al año, 163 por persona,
superando a Estados Unidos’’.
Refiere que ‘‘el
absurdo es que Diconsa, que es un organismo del Estado y que lleva
alimentos a la población en pobreza, subsidie la comida chatarra. Se
ha señalado que el alto consumo de alimentos chatarra en el país no
sólo tiene que ver con sobrepeso y obesidad, sino con anemia y
desnutrición; lo hemos comprobado con encuestas y estudios’’,
agregó.
Hay alto consumo de
comida chatarra con publicidad invasiva, por la penetración de estos
productos en todos los rincones del país, y esto ‘‘es la
principal causa del abandono de las tradiciones culinarias de las
regiones’’.
En la mayoría de los
casos el potencial para solucionar el problema de la desnutrición y
del hambre está en las propias regiones, pero la invasión de estos
productos desvaloriza el consumo de productos locales, apuntó.
Indicó finalmente que
Diconsa refuerza ‘‘un deterioro de hábitos alimentarios en
beneficio de las empresas, cuando tendría que potenciar los mercados
locales y tener cadenas para llevar productos frescos y granos.
Tendría además que promover el consumo de frijol, que cayó
brutalmente’’.
Fuente La Jornada
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