Desde hace más de tres décadas empledos sufren una pérdida paulatina de sus conquistas históricas y del poder adquisitivo.
Juan Carlos Miranda
México, DF. Aunque el Primero
de Mayo es una de las celebraciones más importantes para los
trabajadores a nivel mundial porque reivindica la lucha de los mártires
de Chicago y es un bastión de la clase trabajadora por la conquista de
sus derechos laborales, la clase trabajadora mexicana no tiene nada que
celebrar, pues ha presenciado desde hace más de tres décadas, la pérdida
paulatina de sus conquistas históricas, sostiene el Observatorio de
Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla.
En un pronunciamiento con motivo de esta
fecha, el organismo recordó que desde 1976, los salarios reales de los
mexicanos han presentado una constante caída de su poder adquisitivo, la
cual fue más violenta en los años ochenta.
Agregó que dicha tendencia continua en
la actualidad, ya que de 2006 a 2012, los precios de mercancías de
consumo básico como la tortilla, el pan blanco y el huevo registraron
incrementos de 82, 66, y 148 por ciento respectivamente, mientras que el
aumento al salario mínimo durante este mismo periodo fue de solo 22
puntos porcentuales.
Detalla que sólo de 2006 a 2012, los
precios de esta canasta básica se incrementaron en 65 por ciento, nivel
superior a la cifra oficial de 4.2 por ciento de inflación, lo que
demuestra que el aumento de los precios ha eliminado el insignificante
incremento del 3.9 que se dio a los salarios para este 2013.
De acuerdo con el Observatorio, desde
los ochenta a la fecha, los gobiernos neoliberales han pugnado por
colocar a México como proveedor de mano de obra barata mediante la
utilización de mecanismos como la Comisión Nacional de Salarios Mínimos
(Conasami), sin menoscabo de violentar continuamente el artículo 123 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Explicó que sobre este principio es que se
ha llevado a cabo la reforma laboral, “la cual implica vulnerar los
derechos de la clase trabajadora en aras de privilegiar a los grandes
grupos económicos mexicanos y extranjeros que deciden el futuro del
país”.
En síntesis, indicó que la reforma
laboral abarata los costos de contratación, de remuneración de la fuerza
de trabajo y de despido a costa del nivel de vida actual y futuro de
millones de trabajadores.
Además señaló que en los años ochenta,
los empresarios utilizaron el supuesto estancamiento de la productividad
del trabajo y su “efecto inflacionario” como pretexto para justificar
la depresión y contención de los salarios.
Sin embargo destaca que otros países
latinoamericanos similares a México, como Brasil muestran tendencias
opuestas en materia salarial ya que los salarios mínimos de los
trabajadores brasileños han aumentado en promedio 5.4 por ciento anual
en términos reales en los últimos 10 años.
“Estos ejemplos nulifican los argumentos
que defienden la precarización laboral y salarial como las únicas
herramientas necesarias para el crecimiento”, sostuvo.
Por ello, puntualizó que la
reivindicación efectiva del Primero de Mayo como día del trabajo, sólo
comenzará cuando los trabajadores del campo y la ciudad adquieran
consciencia de que la situación presente y futura de la clase
trabajadora no tiene un panorama promisorio en tanto no se enarbole por
ellos mismos y por grandes grupos de población en condiciones de
sobrevivencia, un nuevo proyecto integral de nación, cuyo eje sea el
bienestar de los trabajadores y de la población en general.
Fuente La Jornada
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