“Formalismo” se cumplirá en el TSJ. Opositores insisten en que Cabello asuma presidencia temporalmente.
Arturo Cano, enviado
Caracas. Hace un
mes que no se mira al presidente y, a pesar de la crisis política
desatada por su cáncer, Caracas se niega a volver de vacaciones. Es
la hora de entrada a las escuelas y en las principales arterias de la
capital de los trancones el tránsito fluye apaciblemente. Llovizna,
y el pasajero de un autobús urbano recuerda que la última aparición
pública del presidente Hugo Chávez, antes de marchar a su cuarta
cirugía, fue el 8 de diciembre, en una cadena de televisión. Dos
días después se fue para La Habana y desde entonces sólo se han
conocido 26 parcos comunicados sobre su estado de salud.
Al llegar la tarde, una
carta del vicepresidente ejecutivo, Nicolás Maduro, es leída por el
presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello: el
documento confirma que Hugo Chávez no asistirá al acto de toma de
posesión para el nuevo periodo presidencial y que cumplirá el
“formalismo” en una fecha no definida ante el Tribunal Superior
de Justicia (TSJ).
Dicho de otro modo, envía
la carta quien fue designado sucesor por Chávez y la lee quien,
según la interpretación que los opositores hacen de la
Constitución, debería asumir temporalmente la presidencia de
Venezuela.
La carta provoca un largo
y ríspido debate en la AN. Hasta un ejemplar de la Carta Magna –un
minilibrito azul– es arrojado contra los diputados opositores.
El resultado es
previsible; con los votos de la mayoría oficialista –95 de un
total de 165– el parlamento decide otorgar a Chávez “todo el
tiempo que necesite para recuperarse y volver a Venezuela”.
¿Quién va a gobernar
Venezuela a partir del 10 de enero, cuando comienza el nuevo sexenio?
Responde el grito de los
diputados oficialistas: “¡Chávez, Chávez, Chávez!”, en uno de
los momentos álgidos de la sesión, que son muchos, pues cada nuevo
orador intenta ser más incendiario que el anterior.
La inédita situación
política trae paradojas en cascada. Por ejemplo, que un diputado de
oposición utilice como argumentos la Constitución (que buena parte
de los adversarios del chavismo rechazaron durante años),
resoluciones del TSJ (controlado por el oficialismo) y… un discurso
del presidente Chávez.
El diputado independiente
Miguel Rodríguez pone en duda que Chávez haya solicitado a Maduro
hacer la petición de diferir su toma de protesta.
Rodríguez pide a los
chavistas que “presten atención para que luego aplaudan y cumplan
la orden del presidente”. Y entonces cita en extenso la parte
medular de la última comparecencia pública del mandatario, ahora en
“situación estacionaria” tras una “severa infección pulmonar”
(según el parte médico ofrecido por el gobierno el pasado lunes).
Lee Rodríguez las
palabras de Chávez, pronunciadas tras admitir, hace un mes, la
posibilidad de que se presentara “alguna circunstancia” por la
cual no pudiese concluir su mandato o asumir el siguiente: “mi
opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta,
total, es que en ese escenario que obligaría a convocar como manda
la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes
elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana
de Venezuela.
“Es la palabra de su
comandante, ¿por qué no la cumplen?”, remata Rodríguez.
Los diputados chavistas
se concentran en el liderazgo del presidente y en su salud, oradores
segurísimos de su recuperación, aunque las sucesivas noticias de La
Habana no sean alentadoras.
Blanca Eekhout, segunda
vicepresidenta de la AN, afirma que el jefe de Estado “está
consciente, está mandando y está con nosotros”, y acusa a sus
adversarios de buscar una “condena de muerte, que él se tenga que
venir y dejar su recuperación para que se enferme nuevamente”.
El agarrón en la AN está
lejos, aunque lo parezca, de ser un debate sobre teoría
constitucional o sobre el derecho a la salud.
La enfermedad de Chávez
y las complicaciones de su última cirugía han echado sobre el país
una catarata de especulaciones sobre el futuro de Venezuela y el
chavismo, así como de las iniciativas de integración regional y
mundial en las que participa este país petrolero.
Según un dirigente
chavista, la oposición quiere aprovechar el viaje para propiciar que
las diferencias internas del oficialismo se profundicen.
Las alas militar y
civil
En la misma sesión
parlamentaria, los opositores hablan de dos alas del chavismo, la
militar y la civil, representadas por Maduro y Cabello,
respectivamente.
En la prensa opositora se
deslizan caracterizaciones supuestamente provenientes del chavismo.
Cabello es de derecha, militar y militarista, proclive a la
corrupción y “anticubano rabioso”. En tanto, Maduro es “títere”
de los cubanos e “izquierdoso” a toda prueba.
En respuesta, ellos se
toman fotos abrazados, lo que no impide que el dirigente del partido
Primero Justicia, Julio Borges, afirme en el parlamento que el
chavismo le está pasando al país la factura de sus pleitos
internos. “¿Por qué se niegan a que se aplique la Constitución?
¿Por un problema interno? ¿Por qué tienen miedo de que el señor
Diosdado asuma la presidencia?”, suelta en su turno.
Al salir de la sesión
legislativa, Cabello comparece en un programa de televisión para
elogiar a Maduro, asegurar que la “revolución bolivariana”
seguirá su camino pacífico y que respeta profundamente al pueblo
cubano.
Pero antes, como
presidente de la AN, aparta el micrófono de un manotazo, no oculta
su enojo cuando lo aluden y demanda a la oposición que tenga “bien
amarraditos a sus locas y sus loquitos”.
Antes de poner a votación
el permiso para que Chávez no asista a su toma de posesión, Cabello
se burla de los opositores: “Llamaron a un paro cívico para salir
de Chávez y ahora llaman a otro paro que regrese” (en las redes
sociales ha circulado el llamado, que no ha sido acompañado por
ninguno de los líderes importantes de la oposición).
El frente externo
En el aeropuerto cercano
a Caracas, los viajeros son recibidos por una foto de Chávez con Evo
Morales, Daniel Ortega y Raúl Castro.
La leyenda de
“integración latinoamericana” que la acompaña se expresa en
estos días en la visita del boliviano Evo Morales y el uruguayo José
Mujica, que acompañarán al chavismo en una concentración en
Miraflores. La argentina Cristina Fernández de Kirchner, por su
lado, hará escala en La Habana el viernes.
Y no menos importante ha
sido el apoyo expresado por la brasileña Dilma Rousseff, a través
de su asesor Marco Aurelio García, quien el lunes expresó que la
ausencia de Chávez para asumir su nuevo mandato es un tema “cubierto
perfectamente por los dispositivos constitucionales”.
En el frente externo la
oposición también juega sus cartas.
Henrique Capriles, el
líder opositor derrotado por Chávez el pasado 7 de octubre, pide a
los mandatarios latinoamericanos que no intervengan en los asuntos
venezolanos, y la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática
(MUD) envía una carta al secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, para denunciar una
posible “grave violación al orden constitucional” y a la Carta
Democrática Interamericana.
Pero en el escenario no
existe la posibilidad de que el Tribunal Supremo de Justicia o algún
otro órgano del Estado contradiga la salida decidida por el
chavismo.
“No hay vacío de
poder”, dice Diosdado Cabello, y con él todas las figuras de la
“revolución”. Tampoco hay comandante, evidentemente.
Pero este jueves, sin
Chávez y sin ceremonia de “juramentación”, los chavistas harán
su exhibición de fuerza en Miraflores.
Fuente La Jornada
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar tus comentarios en cualquier momento, solo trata de poner buenos argumentos y sobre todo trata de evitar el uso de palabras altisonantes, este blog es de ustedes.
Saludos.