martes, 4 de junio de 2013

La cacería de un exagente de la SIEDO



Anabel Hernández

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Diez millones de pesos de recompensa ofrece la Procuraduría General de la República (PGR) por información que lleve a la captura de Francisco Javier Jiménez, exagente de la SIEDO al que acusa de delitos contra la salud y delincuencia organizada.
Desde 2010 exhibe su nombre y rostro junto a los de narcotraficantes como el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, o Miguel Ángel Treviño, jefe de Los Zetas.
Prófugo desde el sexenio de Felipe Calderón, Jiménez concede una entrevista a Proceso. La cita se concretó por medio de diferentes contactos y al lugar elegido Jiménez llega casi disfrazado y con un paquete de papeles oficiales que documentan la historia que narra.

El exagente de la SIEDO y exintegrante de la Unidad de Investigaciones Sensibles (SIU) de la DEA revela que tres de los acusados en la fallida Operación Limpieza –él, Antonio Mejía Robles y Jorge Alberto Zavala Segovia– habían sido certificados por la agencia antinarcóticos de Estados Unidos, para la que trabajaban.
Los tres, señala, eran parte del equipo de Miguel Colorado, coordinador general técnico de la SIEDO, y del titular de la subprocuraduría, Noé Ramírez Mandujano, y corrieron la misma suerte que sus jefes.
Reclama la traición de la DEA y de la PGR. Afirma que pese a los múltiples exámenes de confianza, los cursos de capacitación, el constante monitoreo de la embajada de Estados Unidos y los rastreadores que la agencia antinarcóticos estadunidense los obligaba a portar durante las operaciones de la SIU, para aquéllas “valieron más los testimonios falsos de unos criminales”.
“Valió más la declaración de tres exmilitares confesos de trabajar para el crimen organizado –Fernando Rivera, Roberto García y Milton Cilia– para perseguirnos como criminales cuando sabían, ¡lo sabían!, que estábamos limpios”, señala con amargura.
De los tres agentes que trabajaban para la DEA sólo él escapó de las órdenes de aprehensión giradas en agosto de 2008. Zavala y Mejía fueron detenidos y encarcelados ese mismo año.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1909 de la revista Proceso, ya en circulación.

Fuente Proceso

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