jueves, 6 de junio de 2013

Paso libre a la mariguana



J. Jesús Esquivel

A los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza les preocupa que la introducción de mariguana a Estados Unidos se haya elevado en los últimos meses. Más aún, sostienen que el presidente Peña Nieto frenó el programa de cooperación bilateral en materia antidrogas no obstante que la DEA le proporcionó información para atrapar al suegro del Chapo Guzmán. Tampoco comprenden al embajador Eduardo Medina Mora, quien el pasado 28 de mayo dijo que lo prioritario no debe ser poner fin al tráfico de drogas, sino darles a los ciudadanos el derecho de vivir en paz con sus familias.
NOGALES, ARIZONA (Proceso).- Desde que Enrique Peña Nieto congeló la cooperación con Estados Unidos en materia de inteligencia, el flujo de estupefacientes al mercado estadunidense que corre entre Sonora y Arizona se ha incrementado de manera significativa, revelan las estadísticas oficiales de confiscaciones de mariguana.

Los 580 kilómetros de colindancia entre Sonora y Arizona son el territorio predilecto del Cártel de Sinaloa, cuyos integrantes meten la yerba a cualquier hora del día, como pudo corroborar Proceso en un recorrido por esta zona que le ofreció la Patrulla Fronteriza estadunidense.
“Están pasando mucha droga”, admite en Tucson la agente fronteriza Crystal Amarillas ante el reportero y el fotógrafo Eduardo Miranda, al inicio del recorrido en esta franja que divide a las ciudades hermanas de Nogales: la de Sonora y la de Arizona.
Aun cuando la detección y confiscación de narcóticos en Estados Unidos es tarea de la agencia federal antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), en la frontera Arizona-Sonora son los agentes asignados a Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), como Amarillas, quienes decomisan la mayor parte de los estupefacientes.
“Los narcotraficantes mexicanos se aprovechan de este desierto para pasar mariguana, heroína y metanfetaminas”, explica Amarillas mientras su mirada recorre las cercas de este entorno fronterizo cuya orografía ofrece una mayor ventaja a los narcotraficantes mexicanos que a los agentes estadunidenses.
Del lado mexicano las casas de Nogales están enclavadas en cerros y sirven como observatorios a los halcones al servicio de los encargados del trasiego de drogas. En las de Nogales, Arizona, los agentes y los vehículos de CBP quedan muy abajo; algunas se ubican a tres o cuatro metros del cerco divisorio, cuya altura apenas rebasa los cinco metros.
“Los halcones se la pasan observando nuestros movimientos”, dice Amarillas, al tiempo que señala hacia el caserío del lado mexicano.
Este semanario obtuvo más de 100 páginas de documentos “clasificados” con resúmenes de las reuniones semanales entre representantes de México y de Estados Unidos. En ellos se muestra cómo durante los primeros meses del gobierno de Enrique Peña Nieto el tráfico de mariguana que llega a Arizona procedente de Sonora se ha incrementado.
Al estado del norte de México se le considera una de las principales rutas para el trasiego de drogas; lo controlan Joaquín El Chapo Guzmán y su lugarteniente Ismael El Mayo Zambada (Proceso 1908).
En las páginas clasificadas se hace el recuento de la mariguana confiscada por CBP entre el 1 de diciembre de 2012 y el 12 de mayo último en las ciudades de Douglas, Naco y Willcox; en ellas se refleja la intensidad del trasiego de drogas realizado por el Cártel de Sinaloa a través del desierto de Arizona.
Según el documento 0298.13/Reunión binacional de seguridad fronteriza, fechado el 13 de enero último, en diciembre pasado los agentes de CBP confiscaron en las ciudades de Douglas, Naco y Willcox 3.6 toneladas de mariguana procedente de Sonora.

Decomisos al alza

En enero de este año los decomisos se elevaron a 4.2 toneladas en esos mismos tres puntos; en febrero fueron 6.05, en marzo 5.8, en abril 5.3 y 1.03 en los primeros 12 días de mayo.
Amarillas explica que la mayoría de las mulas (cargadores) de droga que utilizan los narcotraficantes mexicanos son indocumentados centro y sudamericanos. Mientras lo hace, la radio de su vehículo recibe un mensaje de uno de sus colegas, quien la alerta sobre un posible cargamento de narcóticos en las inmediaciones del desértico paraje.
“Creo que tienes suerte”, dice Amarillas a Eduardo Miranda, dándole a entender que tendrá la oportunidad de presenciar uno de los momentos de acción más esperados y peligrosos para los agentes de CBP, mientras pide a sus colegas que le envíen las coordenadas de ubicación de los presuntos narcotraficantes.
Mientras llega la información, Amarillas advierte: “Lo más importante de este trabajo es saber esperar el momento oportuno para tener éxito”. Y cuando su colega le dice que dos hombres colocaron una escalera sobre el cerco de acero y pasaron cuatro bultos hacia territorio estadunidense, comenta que el cargamento pasaría no muy lejos del centro de Nogales.
El encargado del operativo anuncia por radio el cruce de la carga. Los demás agentes de CBP esperan el momento para lanzarse contra los presuntos narcotraficantes.
“Tenemos que esperar, porque si las mulas están cerca de la línea y descubren que los tenemos vigilados, se regresan a México con la carga”, explica Amarillas.
Había pasado casi una hora desde que recibió la alerta de su colega cuando la agente le comenta a su interlocutor: “Vamos para allá”, al tiempo que su vehículo sale disparado hacia un caserío localizado a 50 metros del cerco fronterizo, del lado de Nogales, Arizona.
En ese momento cinco de sus colegas, armados con rifles de alto poder, cargaban ya los cuatro bultos decomisados que estaban envueltos en cinta canela y tenían las iniciales MA y un número, lo cual indica que supuestamente pertenecían al Mayo Zambada.
“Es mariguana, son como unas 100 libras (45 kilos)”, declara sonriente el agente que descubrió la carga y coordinó el despliegue. No obstante las dos personas que pasaron la yerba lograron escapar por la misma escalera que utilizaron para pasar la droga.
El operativo culmina alrededor de la una de la tarde, lo que indica que el trasiego ocurre a cualquier hora en esta frontera. La confiscación es el primer golpe al narcotráfico del agente que ubicó a las mulas, por lo que no dejaba de sonreír. Del otro lado de la frontera los halcones observaban el acontecimiento.
En estas tierras desérticas son comunes las cortinas de humo que los narcotraficantes mexicanos lanzan a los agentes de CBP. Suelen permitir que les confisquen pequeños cargamentos mientras introducen otros más voluminosos por otro punto de la frontera. Es probable que así lo hayan hecho esta vez.
“Importa que logramos confiscar algo, vigilar toda esta frontera es muy difícil”, subraya Amarillas e inicia el camino de regreso a Tucson.
Las estadísticas incluidas en los documentos señalan que del 1 de diciembre de 2012 al 12 de mayo pasado, CBP confiscó 26.130 toneladas de mariguana en los tres puntos fronterizos identificados: 13.9 en Douglas, 5.4 en Naco y 6.7 en Willcox.
Otro documento indica: “El 21 de enero de 2013 se registró la incursión de un avión ultraligero al noroeste de la ciudad de Douglas, que dejó caer 74 kilos de mariguana que serían recibidos en tierra por una persona que fue detenida y quien resultó de nacionalidad estadunidense. Este tipo de incursiones no se registraban en los últimos seis meses por esta frontera con México”.

Reportes del Cisen

Cinco días después de que las autoridades de Estados Unidos hicieron esta observación, otro de sus informes indica que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México (Cisen) destacó: “El 26 de enero se localizó un cuerpo sin vida en un puente del ferrocarril en Agua Prieta (Sonora, al otro lado de la línea de Douglas). Fue un ajuste de cuentas, el primero en su tipo que se registra en esta ciudad”.
Según otro expediente, en la primera semana de febrero de este año el Cisen informó: “Por medio de la Unidad de Atención y Seguimiento a Incidentes Fronterizos, en febrero se recibieron 86 alertas, 36 de las cuales fueron por tráfico de droga, 13 por tráfico y portación de armas y el resto relacionadas con el cruce fronterizo de personas. La cifra ubicó en el segundo lugar de alertas recibidas al corredor Sonora-Arizona, después del de Tamaulipas-Laredo”.
Agua Prieta, una de las ciudades más tranquilas de Sonora y plaza controlada por El Chapo Guzmán y su organización, comienza a registrar un incremento en la comisión de actos criminales.
“En febrero de 2013 –destaca otro reporte del Cisen fechado la primera semana de marzo– en Agua Prieta hubo cuatro homicidios y el decomiso de 2.6 kilos de heroína. La situación preocupa, ya que los incidentes de violencia están dejando de ser aislados.”
El 16 de marzo, de acuerdo con el orden cronológico de los expedientes obtenidos por Proceso, las autoridades estadunidenses informaron a sus contrapartes mexicanas sobre “la incursión de dos aviones ultraligeros en el este de Douglas. Sin embargo, y debido a que las aeronaves fueron detectadas mientras regresaban a territorio mexicano, no fue decomisado ningún enervante”.
Y aun cuando en esa región sonorense sólo hubo un homicidio en marzo, según el Cisen, la tranquilidad se derrumbó los días siguientes. El 11 de abril, el mismo centro reportó que “en los primeros 10 días de ese mes ya se habían registrado tres homicidios en Agua Prieta”.
Los asesinatos, las incursiones de aviones ultraligeros y el creciente tráfico de mariguana de Agua Prieta hacia Arizona sólo fueron el preludio. La madrugada del 30 de abril el gobierno de México capturó en esa ciudad sonorense a Inés Coronel Barrera, suegro del Chapo Guzmán.
La DEA ubicó a Coronel Barrera y se lo entregó a la Secretaría de Marina de México (Proceso 1908), en un intento por romper el hielo que Peña Nieto impuso a la cooperación bilateral en materia de inteligencia para combatir al narcotráfico.
En otro de los documentos fechado el 30 de abril de 2013, la Patrulla Fronteriza reporta que ese y el día anterior “se detectó la presencia de por lo menos cuatro aviones ultraligeros” presuntamente armados en Estados Unidos, y precisa que sólo se identificó la entrada de las aeronaves a México.
En otro incidente similar, ocurrido el 6 de mayo, la Patrulla Fronteriza reporta la incursión de un avión ultraligero al este de Douglas. En esa ocasión se detuvo a los dos ciudadanos estadunidenses que recogieron la mariguana lanzada desde el avión, aunque no se especifica la cantidad decomisada.
En otro documento del 9 de mayo, el Cisen informa que en abril hubo “dos incidentes de violencia en Agua Prieta con resultados fatales, además de tres registrados con anterioridad. Ello provocó que a partir de mayo se instrumentaran patrullajes coordinados por el Ejército, en los que participan las policías Federal, Estatal y Municipal”.
Sin embargo, en los documentos clasificados no se hace ni una sola mención del arresto de Coronel Barrera.
Los decomisos de los últimos meses tienen inquietos a los agentes de CBP. Y aunque no lo dicen en público, saben que el gobierno de Peña Nieto paró temporalmente el intercambio de información de inteligencia sobre la lucha contra el narcotráfico.
El 28 de mayo, en una cena a la que asistieron académicos, analistas políticos, diplomáticos y exdiplomáticos en el Instituto México del Centro Woodrow Wilson, el embajador Eduardo Medina Mora definió los objetivos de la nueva estrategia de seguridad en su país:
“Desde una perspectiva nacional –dijo–, el objetivo no debería ser poner fin al tráfico de drogas, porque está más allá de nuestro alcance, sino darle a los ciudadanos el derecho de vivir en paz con sus familias y en sus comunidades.”

Fuente Proceso

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