jueves, 6 de junio de 2013
Seguridad nacional, en chino
Jorge Carrasco Araizaga
MÉXICO, D.F. (apro).- En los servicios de inteligencia del Estado mexicano más de un analista tendrá que estar preocupado con la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de liberalizar la relación con China.
En su expansión económica mundial, China tiene a México como una zona estratégica. Con Dragon Mart o sin él, el país asiático ve a México como un gran centro de producción y distribución no sólo para América Latina, sino para todo el Pacífico. Más aún, a la puerta de Estados Unidos, al que le disputa el liderazgo económico mundial.
Aunque aún se está lejos de un tratado de libre comercio entre México y China, Peña Nieto pavimenta el camino para la liberalización y, con ello, la entrada de todo tipo de recursos y bienes.
Cuando Carlos Salinas eliminó las fronteras comerciales con Estados Unidos a partir de 1994 a través del Tratado de Libre Comercio, entre los más y primeros beneficiados estuvo la delincuencia organizada.
Desde entonces, el comercio ilegal de drogas y armas entre México y Estados Unidos se incrementó tanto que el mismo periódico de negocios The Wall Street Journal se ha referido al North American Free Trade Agreement (NAFTA) como el North America Drug Trade Agreement.
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), que apenas había sido creado en 1989, fue el principal ausente en ese acuerdo económico que ha incidido de manera negativa en la seguridad nacional.
No es que antes del TLC con el modelo de sustitución de importaciones la seguridad nacional de México estuviera a salvo en pleno periodo de Guerra Fría, pero la liberación a ultranza de los últimos 30 años ha generado nuevos mercados ilegales.
La violencia desbordada que padece México tiene entre sus explicaciones la disputa por esos mercados ilegales de drogas, armas y personas. Una disputa en la que la presencia china no está ausente. Según la DEA, Los Zetas se han relacionado con la mafia china para el tráfico de asiáticos a México y luego a Estados Unidos.
Invadido de por sí con mercancía de manufactura china, con los efectos perniciosos en la nacional, México está por abrir más la puerta al mercado asiático, gran surtidor de sustancias para la elaboración de drogas ilegales. Zhenli Ye Gon, por ejemplo, se surtía en China para la elaboración de metanfetaminas, según lo acusó el gobierno de Felipe Calderón.
Desde Miguel de la Madrid, a principios de los años 80, el Estado mexicano ha decidido desregular y liberalizar; es decir, hacerse a un lado. El laisser faire, laisser passez (dejar hacer, dejar pasar) de la religión neoliberal se ha traducido en el caso de México en una ausencia de autoridad.
Si ya toda una generación de gobernantes mexicanos ha adoptado la idea de que la mejor regulación es la que no existe, no es extraño que el Estado mexicano padezca una guerra económica por el control de esos mercados ilegales.
Con las inversiones prometidas de China en Pemex y en instalaciones estratégicas como ferrocarriles llegará algo más que inversión: se desplegarán aún más los efectivos servicios chinos de inteligencia en el país. Habrá nuevos actores en la seguridad nacional.
Con la decisión de China de llegar a México, el Cisen y los servicios de seguridad e inteligencia militares tendrán que ver más allá de que el tequila podrá entrar a China, por cierto, con la principal empresa tequilera que ya no es mexicana.
Fuente Proceso
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