Carlos Fernández-Vega
Más que previsible era
el resultado, pues lo que mal inicia peor termina: hasta el primer
semestre de 2013 la participación de Petróleos Mexicanos (9.49 por
ciento) en la propiedad de la trasnacional española Repsol le ha
significado una pérdida al erario de 10 mil 125 millones 912 mil pesos,
la cual resulta 68 por ciento mayor al costo presupuestal que tendría el
seguro de desempleo y la pensión universal en México, propuesta por el
actual gobierno, y que entraría en vigor en 2014 (La Jornada, Israel Rodríguez).
Lo mejor del caso es que el directamente responsable de tan
voluminosa pérdida para el Estado ahora despacha impune y cómodamente en
una trasnacional estadunidense dedicada, entre otros muchos negocios,
al de la energía (petróleo, gas, electricidad). Se trata de Juan José
Suárez Coppel, segundo director general de Petróleos Mexicanos durante
el calderonato (el primero fue Jesús Reyes Heroles González Garza,
también dedicado a ese filón de negocios) y de la empresa, con sede en Pasadena, California, Jacobs Engineering Group, la cual contrató al ex funcionario a finales de marzo pasado, es decir, apenas cuatro meses después de dejar la oficina principal de Pemex, algo contrario a lo que establece la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
Pero como aquí nunca pasa nada; los excesos, caprichos y
negociosfallidos de Suárez Coppel serán pagados por los mexicanos, quienes deberán sumar dicha pérdida a las muchas que otros
servidores públicosles han heredado, con idéntica impunidad. Mientras, el ex director general de Pemex ha sido nominado por la trasnacional para que se integre a su gobierno corporativo y le haga más rentable su participación en el sector energético mexicano.
¿Casualidades de la vida? Nada más apartado de la realidad. De acuerdo con una denuncia pública presentada en la Comisión Permanente el pasado 6 de agosto (La Jornada, Víctor Ballinas y Andrea Becerril), la empresa Jacobs Nederland BV, subsidiaria de Jacobs Engineering Group,
una de las más grandes proveedoras de servicios técnicos profesionales en el mundo, obtuvo en 2004 un contrato para construir 18 plataformas en el activo Ku Maloob Zaa (yacimiento petrolero en la sonda de Campeche) con una inversión de 2 mil 500 millones de dólares. Y el primero de octubre de 2012 celebró con Pemex un contrato para la ejecución del paquete de servicios para la planta recuperadora de azufre en la refinería de Tula, con capacidad de proceso de mil 920 toneladas diarias. ¿Y quién ocupaba la oficina principal de la paraestatal? ¡Sorpresa!: Juan José Suárez Coppel (en 2004 fungió como director corporativo de Finanzas de la propia paraestatal, con Luis Ramírez Corzo en la oficina principal, ahora director de la empresa privada Oro Negro; ver México SA del pasado lunes).
¿Qué se comió Suárez Coppel que, como director general de Pemex, generó una pérdida para el erario por 10 mil 125 millones 912 mil pesos? (y contando). Bueno, en octubre de 2011 al señor se le ocurrió (sin autorización del consejo de administración de la paraestatal) que era una buena decisión incrementar la tenencia accionaria de la paraestatal en la trasnacional Repsol (de 4.5 a 9.8 por ciento) y asociarse en esta aventura con la nada transparente empresa española Sacyr Vallehermoso
para votar conjuntamenteen el
seno de Repsol. Se trataba, dijo Suárez Coppel, de
un negocio rentable.
rentableiniciativa, Repsol destituyó a Suárez Coppel de su consejo de administración. En aquel entonces, en este espacio se comentó que “en la oscura telenovela de charros mexicanos contra gánsteres gachupines, desastrosamente perdieron los primeros, lo cual no tendría mayor relevancia de no ser porque en el tiroteo embarraron al Estado mexicano y, de paso, endeudaron, aún más, a la paraestatal (mil 700 millones de dólares adicionales a los de por sí abultados pasivos de la paraestatal).
“A ciencia cierta –anotamos– nadie sabe para qué ni por qué Suárez Coppel se encaprichó con el asunto Repsol. Tampoco por qué seleccionó al gánster español Luis del Rivero, recién destituido como presidente de Sacyr Vallehermoso, la empresa asociada con Petróleos Mexicanos en la adquisición de acciones de la citada trasnacional, para maniobrar en contra del otro gánster gachupín, Antonio Brufau, cabeza visible de la petrolera sin petróleo propio. A la vuelta de la esquina, no convenció a nadie, incrementó la deuda de la paraestatal, se le apestó la presunta posibilidad de controlar el consejo de administración de la referida trasnacional, y lejos de ello lo echaron”.
Peor aún, “la actual dirección de Petróleos Mexicanos, encabezada por Suárez Coppel, aceptó someterse a las leyes españolas y a los tribunales de Madrid en el contrato que firmó para capitalizar con mil 700 millones de dólares a la petrolera ibérica Repsol. El contrato, que contiene las firmas de Ignacio Quesada Morales por parte de Pemex; José Manuel Carrera Panizzo, de PMI Holdings, y Luis Fernando del Rivero Asencio, por la constructora española Sacyr Vallehermoso, define que ‘cualquier controversia que pueda surgir’ en relación con el acuerdo ‘se regirá por el derecho común de España… la resolución de cuantas controversias, conflictos, desacuerdos o demandas que surjan del presente acuerdo o en relación con el mismo se someterán a los juzgados y tribunales de Madrid capital’” (La Jornada, Israel Rodríguez).
Por aquellos ayeres decíamos que un representante del Estado mexicano que
renunciaa los tribunales nacionales y alegremente se somete a los de otro Estado, no parece ser una decisión digna de un funcionario supuestamente al servicio de los intereses nacionales. Pero lo más llamativo de esto es que casi dos meses después de conocerse públicamente la unilateral determinación de Suárez Coppel, ninguna autoridad reclamó su proceder, y mucho menos actuado en consecuencia.
Y pasado el tiempo nadie movió un pelo. Ahora el señor Suárez Coppel despacha en la trasnacional Jacobs Engineering Group, y los mexicanos deben pagar otra pérdida de sus amados
servidores públicos. Total, ¿qué son 10 mil 125 millones 912 mil pesos?
Las rebanadas del pastel
Ya encarrilados en el negocio de la
modernizaciónenergética, no puede olvidarse que la ex secretaria calderonista de Energía (y, por lo mismo, presidenta del consejo de administración de Pemex y de la junta de gobierno de la CFE), Georgina Kessel, ahora trabaja (oficialmente) para la trasnacional española Iberdrola, la mayor generadora de electricidad privada en México. Entonces, con
funcionariosasí, ¿México para qué necesita enemigos?
Fuente La Jornada
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