martes, 22 de enero de 2013

Guerra de Calderón errática en todos sentidos, concluyen en la Ibero



MÉXICO, D.F. (apro).- Sometido a lupa por 15 expertos de la Universidad Iberoamericana, el sexenio de Felipe Calderón, quien el próximo lunes 28 comenzará su aventura académica por la Universidad de Harvard, no pasó el examen.
La guerra que emprendió el exmandatario contra el crimen organizado, eje central de su agenda de gobierno, fue según los investigadores, errática en todos sentidos.
Al presentar el documento: Sexenio en perspectiva. Análisis académico del gobierno de Felipe Calderón, Rubén Aguilar Valenzuela, académico de los departamentos de Comunicación y Ciencias Sociales y Políticas, analizó la guerra de Calderón desde el punto de vista mediático y sostuvo que gran parte de la evaluación negativa del sexenio anterior tuvo que ver con “su mala estrategia de comunicación, siempre equivocada”.

El mayor error, subrayó, fue concentrar dicha estrategia en la guerra contra el narcotráfico a través de spots y del propio discurso del exmandatario, quien dio una “relevancia brutal” a ese tema.
Aguilar, quien fue vocero del presidente Vicente Fox, añadió que al no ser capaz de posicionar otro tema en su “agenda monotemática” de violencia y narcotráfico, Calderón “construyó su propia cárcel”.
Desde el punto de vista de los derechos humanos, Miguel Rábago Dorbecker, profesor del Departamento de Derecho, sostuvo que en el sexenio pasado hubo un incremento constante en los abusos por parte del gobierno, actores privados, grupos paramilitares y delincuencia organizada.
Si bien, dijo, hubo dos reformas importantes en materia de derechos humanos, la penal y la constitucional, la primera fue “agridulce” porque, aunque está acorde con los estándares internacionales, también constitucionalizó una de las figuras más violatorias, el arraigo, que afecta la posibilidad de defensa del inculpado.
La segunda, añadió, no puede atribuirse a la Presidencia porque se gestó desde la sociedad civil, pero se vio un incremento de torturas y desapariciones forzadas.
Alberto Montoya Martín del Campo, académico de la Dirección de Investigación, sostuvo por su parte que aceptar presiones externas para que el Ejército ayudara a disminuir el consumo de estupefacientes “fue una concepción errónea del fenómeno”, que tuvo un costo “extraordinariamente grave” para México.
A ello agregó el hecho de que seis millones de personas más entraron a la pobreza extrema; la expulsión de más de tres millones de campesinos; la falta de cultivo en ocho millones de hectáreas; el problema en la producción y abasto de energía e hidrocarburos; la falta de crecimiento económico y un producto interno bruto per cápita estancado desde hace tres décadas, “necesidades que el sistema político no fue capaz de reconocer”.
El economista José Antonio Cerro Castiglione, del Departamento de Estudios Empresariales, reprobó la gestión de Calderón en materia económica.
Señaló que si bien México es ejemplo de estabilidad macroeconómica, algo de lo que Calderón presumió a lo largo de su sexenio, es insuficiente para el crecimiento de una nación.
En el sexenio  pasado, dijo, se presentó un gran estancamiento en la demanda interna, relacionado con el empleo, la pobreza y la distribución de la riqueza.
Criticó también la enorme dependencia de la economía mexicana en relación con la de Estados Unidos que continuó en el sexenio de Calderón.
Cerro Castiglione sostuvo que el estancamiento de la economía interna no ha sido mayor por la existencia de dos válvulas de escape: la migración y la informalidad.
En ese marco, el analista mencionó, desde una perspectiva a futuro, que una prioridad en el presente sexenio debería ser empezar el combate de las tres “íes”: la inseguridad, la ineficiencia y la inequidad.

Fuente Proceso

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