domingo, 7 de abril de 2013

Tuvo México a ‘El Chapo’ en bandeja de plata y no lo quiso atrapar



La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe de manera tajante a los agentes y militares extranjeros la portación de armas de fuego dentro del territorio nacional. En 1992, con la definición de las Reglas del Juego, a los agentes de la DEA les quedó totalmente prohibida la portación de armas.
Sandalio González, el agente jubilado de origen cubano que dedicó gran parte de su vida al trabajo nacional e internacional en la DEA, dice que la seguridad personal es una parte muy importante en las operaciones antinarcóticos que se hacen en México y en Colombia.
–¿Los agentes de la DEA que están en México portan armas?
–Sí, todos. Todos los agentes llevan armas; sólo el personal de inteligencia de las oficinas de la DEA no, pues son básicamente personas dedicadas a trabajo burocrático y que saben manejar las tecnologías para una investigación; son los que no salen a los lugares donde se realizan las operaciones.

–¿Los agentes de la DEA que están en México van armados sólo cuando emprenden una operación encubierta, o siempre andan armados?
–Siempre se porta un arma; aunque no existe un tipo de arma reglamentaria para los agentes de la DEA.
(…) –¿Los agentes de la DEA van armados a reuniones con funcionarios, policías o militares mexicanos?
–Sí.
–¿Y lo saben ellos?
–Claro, eso se sabe pero no se admite, así es la regla no escrita en México sobre la relación con los agentes de la DEA. Ni los policías federales ni los militares revisan a los agentes de la DEA; nunca lo hacen cuando se dan las reuniones.
–¿Se han dado incidentes cuando policías o militares mexicanos revisan a los agentes de la DEA para ver si llevan armas?
–Ocurre. Cuando nos querían chingar y sabían que andábamos fuera de las oficinas, mandaban a un grupo de policías federales o a los militares a poner retenes en la carretera. Te paraban y te jodían; te revisaban, te quitaban el arma o te detenían por un rato.
“Se armaba un desmadre cuando esto ocurría, porque se resolvía el problema hasta que alguien en la Embajada de Estados Unidos tomaba el teléfono y lo negociaba con alguien de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Relaciones Exteriores; con los mandos de la Policía Federal, el Ejército o la Marina. En una ocasión, casi estoy seguro de que se habló a Los Pinos.”
–¿La DEA ha buscado alguna solución al asunto de la prohibición para portar armas en México?
–Hace algunos años el Gobierno de Estados Unidos intentó resolver el problema. El Departamento de Estado y el de Justicia le propusieron al Gobierno mexicano que si permitía que los agentes de la DEA portaran armas en territorio mexicano, se autorizaría que los agentes mexicanos portaran armas dentro del territorio estadunidense. En Estados Unidos, en varios estados donde existen consulados mexicanos, hay agentes de la PGR (Procuraduría General de la República). Pero la respuesta del Gobierno mexicano fue un rotundo no a la propuesta de Washington.
La prohibición de portar armas a los agentes de la DEA en México se maneja como una especie de “arreglo entre caballeros” que se extiende al personal de otras corporaciones:
“Los agentes de la DEA no son los únicos agentes de Estados Unidos que portan armas en México; seguramente esto ocurre también con los del FBI, los de la ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), con todos los agentes de Aduanas y los de la CIA. Estos (últimos) no sé por qué carajos no admiten que son agentes de la CIA si todo el Gobierno mexicano los conoce. Según ellos son vicecónsules, pero ningún vicecónsul porta armas; solamente lo hace el ‘vicecónsul de la CIA’.”
–¿Se puede decir que el Gobierno mexicano vigila a todos los agentes de Estados Unidos que están en México para asegurarse de que cumplen con los mandatos que les ha impuesto?
–Sí, pero no creo que a todos de la misma manera, porque en el caso de los agentes de la DEA, cuando estamos en el extranjero no es en calidad de “agentes secretos”, como piensa mucha gente.
“Cuando estamos en el extranjero no estamos registrados como agentes o policías de la DEA. En algunos países, que es el caso de México, los agentes se registran ante la Secretaría de Relaciones Exteriores como diplomáticos –political attache–; en otros, se les concede una identificación diplomática bajo la calidad de administrador técnico o de personal de la embajada o del consulado. O sea que el gobierno del país anfitrión sabe muy bien quiénes son agentes y quiénes no, dónde viven, cuántos familiares tienen. Todo, saben todo, pero en México no pasa nada.”
¿Por qué sigue libre?
La lucha militarizada de Calderón dejó como herencia a los mexicanos una herida que no cicatriza, que seguirá sangrando por mucho tiempo principalmente debido a la impunidad en torno a su saldo de más de 60 mil muertos y más de 20 mil desaparecidos.
“El Chapo” es el emblema del fracaso de Calderón y de Washington.
Pero, ¿por qué es un criminal intocable, quien no obstante el respaldo de la Casa Blanca y del Capitolio no pudo ser capturado o eliminado durante el gobierno de Calderón?
“Fue por la enorme corrupción que se expandió en el gobierno de Calderón, por eso no lo atrapan”, dice sin el más mínimo temor a equivocarse José Baeza, el agente de la DEA que salió de México en 2008, al culminar su tercera etapa en la lucha contra el trasiego de los narcóticos.
“El Chapo es un capo importante –explica Baeza–, de eso no hay duda. Pero nunca podrá superar a Amado Carrillo Fuentes. ‘El Chapo’ se ha beneficiado de la publicidad de los medios de comunicación y de todo lo que ha dicho el Gobierno mexicano sobre él. Se escapó de la cárcel (el 19 de enero) en 2001 y ya pasaron más de 11 años. ¿Por qué no lo arrestan? ¿A poco el gobierno de México no sabe dónde está él ni dónde está su familia? –anota Baeza, quien resume en dos palabras la respuesta a sus propias interrogantes–: por corrupción.”
–¿En realidad sabe el Gobierno de México dónde se encuentran “El Chapo” y sus familiares?
–Claro, ha recibido mucha información de inteligencia de nuestra parte, de otras agencias (estadunidenses) y de sus propios sistemas de investigación, militares y civiles.
“Nunca se realizó una investigación a fondo para detener a su familia, que está disfrutando del dinero que acumuló El Chapo en el tráfico de las drogas. No lo quisieron tocar; no quisieron tocar sus bienes ni sus ranchos ni sus negocios. Para mí está muy claro: el gobierno de Calderón no quiso ir contra él.
“El Cártel de Sinaloa no está debilitado; al contrario, se fortaleció por la corrupción en el Gobierno federal, en niveles muy altos. No hace falta ser un sabio para llegar a esta conclusión. ¿Por qué nadie ha detenido al Chapo y a otros de sus socios, como a Ismael ‘El Mayo’ Zambada García o a Juan José Esparragoza Moreno, ‘El Azul’? Todos ellos llevan muchos años en el negocio, pero increíblemente nadie los detiene y siguen libres.”
–¿De verdad sabe el Gobierno de México dónde se esconde “El Chapo” y los demás miembros del Cártel de Sinaloa?
–Sí, sí saben dónde están. Naturalmente lo saben, y saben dónde están sus familiares. La tropa o algunos jefes de la Policía que supuestamente los están buscando no se meten con ellos ni con sus familiares porque saben quiénes los protegen y en qué niveles del gobierno.
–¿Quiénes protegen al “Chapo” y al Cártel de Sinaloa?
–Eso no me toca a mí decirlo. El día que en México arresten a ciertos políticos van a descubrir muchas verdades sobre los misterios del “Chapo” y del Cártel de Sinaloa.
–¿Qué sabe la DEA sobre “El Chapo”?
–La DEA tiene una larga lista de propiedades del “Chapo”, de sus ranchos, de sus casas. Esa lista también la tiene el Gobierno mexicano. Antes era sólo nuestra, pero se la dimos.
“En varias reuniones con autoridades mexicanas les decíamos: ‘Mira, tenemos esta información’. Ellos respondían preguntando si en el lugar que les enseñábamos ‘El Chapo’ se encontraba en ese momento. Claro que eso no se los podíamos garantizar, pero les explicábamos que esa propiedad le pertenecía a él, y que para localizarlo era necesario investigar sobre esa pista, que una operación importante toma tiempo. No nos hacían caso.”
–¿“El Chapo” tiene muchas propiedades en México?
–Muchas. Recuerdo que una ocasión, a principios del sexenio de Calderón, le dimos una información al Ejército acerca de un lugar en Sinaloa al que iba a llegar. Era uno de sus ranchos, a donde supuestamente fueron a buscarlo pero no nos avisaron cuando lo hicieron. Dos o tres días después nos llamaron para decirnos: “Se nos peló, creemos que nunca llegó a ese lugar”.
(J. Jesús Esquivel – Proceso)

Fuente La Policiaca

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