sábado, 8 de diciembre de 2012
¿Quiénes orquestaron el regreso de los Halcones y la Brigada Blanca?
El doctor Edgardo Buscaglia sigue denunciando lo que hay que combatir aquí para recobrar la paz; y entre otras cosas que esto pasa, no por el control de la violencia vinculada al narcotráfico acabando de una buena vez con todos los integrantes de los cárteles enemigos del cártel elegido como continuación perversa del narco estado, por la mafia prianista instaurada acompañada de sus chuchos y verdes y panales vividores canallas.
Cártel que, diversificadas que han sido sus actividades, son los amos también, a nombre de las mafias adueñadas del poder, de los jugosos negocios del neoliberalismo como son la trata de blancas y el secuestro.
Recobrar la paz pasa, como es obvio, por prevenir los delitos y por combatir y castigar a cada delincuente, de dentro y de fuera, del pasado y del presente. Y lo anterior en este momento pasa por la investigación impecable, realizada por personas ajenas a la Procuraduría General y a la del Distrito Federal, sobre lo ocurrido el sábado pasado con sus brutales y atroces consecuencias.
En particular, todo esto ya lo digo yo, Mancera tiene la obligación de llegar al fondo de lo ocurrido para establecer las responsabilidades y sobre todo para dar a conocer quiénes orquestaron la historia del regreso de los Halcones y la Brigada Blanca con las terribles consecuencias que esto supone para un pobre país ahogado en sangre. Tendría que ordenar Mancera el que se deje libre de inmediato a cada uno de todos los presos políticos de la era peñista. Y dado que también es cierto que Peña es otro damnificado político de la represión del sábado tendría que establecerse de manera clara y rauda la responsabilidad que pueda tener el genocida Calderón y su favorito García Luna.
Peña nunca va a ser para millones de mexicanos, entre los que me incluyo, por supuesto. Y es muy probable que no lo hubiera sido tampoco aunque la traslación de mando se hubiera dado sin brutalidad exhibida en contra de los que tienen todo el derecho de oponerse a la llegada de Peña y de no reconocerlo nunca como presidente legítimo, que no es.
Pero igual él tendría que ser el primer interesado si no es el que envió a los nuevo halcones o nuevos integrantes de escuadrones de la muerte a golpear a los jóvenes, repitiendo otra parte siniestra de nuestra historia imposible de olvidar y la que nos ha regresados a millones, incluso en algunos casos como el mío, otros deben haber a los que también el cerebro se haya visto invadido por un huracán, de regreso a la década de los setenta.
Si el usurpador genocida Felipe Calderón Hinojosa, apoyado por una parte del ejército de hombres de negro que su par genocida García Luna nos dejó como herencia, son los responsables de lo ocurrido, se debe dar a conocer públicamente y se tiene que castigar el hecho de manera implacable, aunque impecable. Como Mancera es de suponer que no es como ellos, que no teman: nadie los va a torturar ni los va a convertir en desaparecidos políticos. Pero deben pagar con cárcel ese último crimen también de manera implacable, repito.
Y me voy a un párrafo guardado en la memoria que tiene que ver con lo mismo, porque eso también tendría que ser investigado de manera impecable. Es obvio que “La Barbie” tiene razón en lo declarado sobre los vínculos de esos impresentables con el narcotráfico. Y es claro que Acosta Chaparro pudo ser el enlace. Acosta Chaparro era otro impresentable al que claro que usaba las mafias adueñadas del poder para esas, entre otras, cosas. La derecha panista inició sus doce años de siniestro manejo del poder sólo en beneficio propio, sacando al único narcotraficante de medio pelo que el PRI había dejado preso. Por Fox se le abrieron las puertas del penal a “El Chapo”. Su segunda mujer necesitaba mucho dinero y los hijos y el padre de los hijos de su segunda mujer, como dejaron ellos mismos bien en claro, también. Y el propio Fox para seguir haciendo chorradas incluso después de haber salido desprestigiado del puesto por él sí ganado, por la esperanza, truncada por la derecha panista, que significaba para los mexicanos el acceso al menos a la más formal de las democracias. Y hoy el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera en uno de los hombres más ricos del mundo. Aunque “El Chapo” sea menos menos impresentable, también hay que decirlo, en la medida de que él es lo que es y no lo oculta de nadie, mientras que los otros hasta quieren que se les considere gente decente siendo en el fondo muchos más canallas e indecentes en todos los sentidos. Pero el que Peña siga aliado a “El Chapo” y se siga asesinando a sus enemigos y regrese “la paz” porque ya no haya tanta violencia, en el narcoestado que es hoy México, no va a cambiar nada para los mexicanos.
María Teresa Jardí
Fuente Revista EMET
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