sábado, 29 de junio de 2013

Oportunistas, caudillos y aficionados hundieron al PAN



Álvaro Delgado

Durante décadas el PAN presumió de ser el partido de la “leal oposición”, pero conforme adquirió fuerza comenzó a evidenciar su debilidad intrínseca pues en rigor nunca se preparó para gobernar, según el investigador Carlos Arriola, quien conoce de cerca la historia del panismo. A partir de 2000, dice, el partido se llenó de oportunistas, como Vicente Fox, un candidato caudillesco que encarnó los valores opuestos a los de Manuel Gómez Morín, el fundador de Acción Nacional.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- “La lógica del poder y el dinero le está ganando a la lógica del bien común”, sentencia el diagnóstico autocrítico de la Comisión de Reflexión del Partido Acción Nacional (PAN) integrada tras la derrota de la elección de 2009, antesala del colapso que sobrevino el año pasado.
Y describe:

La lucha por el poder es la prioridad.
En el comportamiento de los panistas no aplica la fuerza de las ideas, sino la fuerza del interés, la nómina y el poder.
Se ha olvidado la mística del partido.
No ha habido congruencia entre la democracia exigida y las prácticas del partido.
Perdimos el valor de la ciudadanía, hasta en la integración del IFE.
Falta trabajo y compromiso personal de los militantes.
Se perdió la responsabilidad ética ante el juicio ciudadano.
Y sigue: “No hemos sabido convertir nuestra doctrina en políticas públicas y programa de gobierno… Ya no somos el partido del cambio”.
En el apartado “Impunidad por razones de índole política”, el diagnóstico obtenido por Proceso y que hasta ahora sigue mantenido en secreto por la cúpula del PAN, es contundente:
Se han tolerado los actos de corrupción de militantes y funcionarios panistas.
No se sanciona a miembros que hablan mal de funcionarios del partido y de sus dirigentes hacia afuera.
Aplicación discrecional de estatutos y reglamentos.
No hay castigo para militantes y funcionarios que trabajan para el contrario.
Esta evaluación del PAN y sus propuestas de solución elaboradas por una comisión de 10 panistas encabezados por José Luis Coindreau, fue desdeñada por las facciones dominantes y la degradación fue extendiéndose hasta la grotesca disputa por las chequeras del grupo parlamentario en el Senado que protagonizan los incondicionales de Gustavo Madero y de Felipe Calderón.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1913, ya en circulación)

Fuente Proceso

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