Pedro Matías
OAXACA, Oax. (apro).- Con la detención de Javier José Mendoza Ávila,
El Chihuahua, y David Carlos Mendoza Ávila, El Pelais, quedó esclarecido
el crimen de tres mujeres indígenas en Santa Cruz Nundaco, el pasado
miércoles 17.
Los hermanos confesaron su participación en el
triple asesinato para vengar a su madre, Constantina Juana Ávila Lázaro,
quien supuestamente murió por un brebaje que le dio Benita Feria Ávila,
una de las ejecutadas.
De acuerdo con la causa penal 144/2013,
luego de que el juez de garantía libró las órdenes de aprehensión, la
Agencia Estatal de Investigaciones detuvo hoy a los hermanos Javier José
y David Carlos Mendoza Ávila como presuntos homicidas de Benita Feria
Ávila, de 73 años de edad; Estela María Lázaro Feria, de 48, y Elizabeth
Cruz Feria, de 18 años.
Los dos sujetos también fueron procesados
por tentativa de homicidio calificado con premeditación y ventaja en
agravio de la menor de edad Elisa Lázaro Feria.
La Procuraduría
General de Justicia del estado precisó que la captura de los hermanos se
realizó en las primeras horas de este viernes, a 72 horas de cometido
el triple homicidio.
De acuerdo con las primeras declaraciones de
los implicados, el lunes 15, alrededor de las 20:30 horas, irrumpieron
violentamente en la choza de Benita Feria Ávila para reclamarle por qué
le había dado veneno en una botella de aguardiente a su mamá,
Constantina Juana Ávila Lázaro, quien al ingerir dicho líquido falleció
al llegar a su domicilio.
En la casa de Benita, El Pelais tomó una
escopeta que se encontraba colgada en la pared y golpeó en la cabeza a
Elizabeth, quien cayó al suelo.
El Chihuahua, en tanto, asestó a
Benita varios golpes con una tortilladora que estaba en la cocina. Acto
seguido su hermano disparó a la mujer con una pistola revólver calibre
38 especial.
Estela María, la otra mujer que se encontraba en el
lugar, corrió por el patio hacia la calle llevando en la espalda a su
bebé y de la mano a la niña Elisa Lázaro. David Mendoza la alcanzó y le
disparó en la cabeza. El cuerpo de la mujer quedó agazapado en las
milpas.
Cuando se retiraron del lugar, la pequeña Elisa levantó
del suelo al bebé y avanzó hacia la cocina de la casa, donde encontró
los cadáveres de su familia.
Debido a que estaba lloviendo, la
niña y el bebé permanecieron toda la noche junto a los cuerpos de sus
familiares. Al amanecer llegó su abuelo, a quien le contaron lo
sucedido, y dio parte a las autoridades.
Fuente Proceso
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