MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Durante al menos seis meses, el
cuerpo de un joven secuestrado en Toluca estuvo en una morgue de la
Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) en calidad
de desconocido sin que nadie, ni las autoridades, lo pudiera
identificar.
Reforma reporta que el padre adoptivo de
Carlos Eduardo Martínez González, Alejandro Martínez, recibió los restos
del adolescente que permaneció en el Servicio Médico Forense de
Tenancingo desde el 14 de febrero pasado.
Martínez explicó que fue
hasta que las autoridades capturaron a la banda que secuestró a su hijo
que se logró dar con el cuerpo, ya que ni las pruebas periciales, ni la
ropa o las características físicas del joven pudieron establecer que se
trataba de él.
Relató que las autoridades les dijeron que cuatro
sospechosos habían sido detenidos, liderados por una mujer identificada
como Beatriz Alejandra Morales, quien planeó el plagio y quien junto con
sus cómplices asesinaron al menor tres días después de secuestrarlo.
Alejandro
Martínez afirmó que el cuerpo sí coincidía con las características
físicas y ropa que vestía. Sin embargo, en la investigación el dato
nunca fue cotejado.
Como presuntos responsables de estos hechos,
fueron detenidos Beatriz Alejandra Morales, Margarito Salas Reyes,
Emiliano Victoria Reyes y Silverio Victoria Hernández, quienes fueron
trasladados al penal de Almoloya.
El menor fue secuestrado a la
salida de su escuela, el Colegio Montessori, y las imágenes de seguridad
del plantel muestran que no opuso resistencia al subir a una camioneta
negra ya que conocía a su captora, quien laboraba en una óptica a un
lado del negocio familiar, detalló el padre.
Beatriz Alejandra
Morales se hizo amiga de Carlos Eduardo, pues casi a diario comía en la
tortería cuyo dueño es Alejandro Martínez.
La mujer llevó a cabo
el plagio con ayuda de tres hombres; uno de ellos, Margarito Salas
Reyes, trabajaba para el departamento de Intendencia de la Cámara de
Diputados del Estado de México.
El menor fue arrojado en la
autopista Tenango-Ixtapan de la Sal. Versiones indican que lo aventaron
vivo al precipicio en el Puente Calderón.
Los plagiarios exigieron
primeramente 10 millones de pesos por el rescate del menor, luego
bajaron a dos millones. Pero una semana después suspendieron la
comunicación con la familia.
De acuerdo con la información de Reforma,
cuando los secuestradores vieron que la familia no reunía el dinero, se
llevaron al menor de una casa de seguridad donde lo retenían en
Tenancingo y le dijeron que lo llevarían a Ixtapan de la Sal a nadar.
Al
llegar al Puente Calderón lo empujaron al vacío, de más de 50 metros de
profundidad, y el adolescente murió al estrellarse contra las piedras.
Martínez
reprochó que la Procuraduría del Edomex fuera incapaz de encontrar e
identificar el cuerpo de su hijo, hasta este fin de semana que él
recibió sus restos.
El menor fue reportado como desaparecido a través de la alerta Ámber, pero no se logró dar con él.
Carlos Eduardo fue sepultado la tarde de este domingo.
Fuente Proceso
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar tus comentarios en cualquier momento, solo trata de poner buenos argumentos y sobre todo trata de evitar el uso de palabras altisonantes, este blog es de ustedes.
Saludos.