martes, 20 de agosto de 2013
En Brasil, reforma en dos tiempos
Pablo Giuliano
SAO PAULO (Proceso).- El próximo 3 de octubre Petrobras cumplirá 60 años. Tres semanas después –el 21 de octubre– el gobierno de Brasil festejará con un acto simbólico: lanzará la primera convocatoria para licitar la explotación del campo de Libra, ubicado a 200 kilómetros de la costa de los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro.
Libra es uno de los megacampos petroleros que se encuentra en la formación geológica Presal, ubicada a unos 7 mil metros de profundidad en aguas cercanas a la costa del Atlántico. Se calcula que estos yacimientos pueden tener reservas por más de 50 mil millones de barriles de crudo, volumen cuatro veces mayor que las actuales reservas de Brasil, de aproximadamente 14 mil millones de barriles.
Según la presidenta Dilma Rousseff, las ganancias de estos megacampos deben servir para cambiar radicalmente el sistema educativo y de salud pública del país.
De hecho, el Congreso aprobó el miércoles 14 la ley que destina 75% de las regalías del petróleo a la educación y 25% al sistema de salud, uno de los pilares de la gestión de Rousseff para recuperar el respaldo popular tras las manifestaciones de protesta de junio pasado.
Con el campo Libra, Brasil ingresará en una nueva fase de su historia energética: será el primero en explotarse bajo el modelo de producción compartida, y no mediante el sistema de concesiones imperante desde 1997 cuando la industria petrolera permitió la participación de empresas privadas. Se espera que 40% de las ganancias netas del crudo extraído –con un contrato de 35 años de duración– sean para el Estado.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1920 de la revista Proceso, actualmente en circulación
Fuente Proceso
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