Alejandra Guillén
GUADALAJARA, Jal. (proceso.com.mx).- Después de que habitantes de la
comunidad de Ayotitlán denunciaron que un comando se había llevado esta
madrugada a Gaudencio Mancilla Roblada, representante legal del Consejo
Mayor de la Sierra de Manantlán, la Fiscalía General del Estado aclaró
que esta dependencia lo detuvo por portación ilegal de arma de fuego.
Testigos
que presenciaron el arribo de cinco camionetas al predio La Guayaba, en
el ejido de Ayotitlán, Cuautitlán de García de Barragán, Jalisco,
informaron que de éstas se bajaron hombres armados que allanaron la casa
de Gaudencio, y que se lo llevaron al igual que a su hermano Bonifacio
Mancilla Roblada y a Gerónimo Flores.
Según la Fiscalía, acudieron a la comunidad porque recibieron un reporte de que había presencia de gente
armada. Al no encontrar nada, aseguran, un hombre salió de su casa con
una pistola nueve milímetros para amenazarlos. Por esa razón entraron a
su casa y ahí encontraron propaganda sobre la creación de policías
comunitarias.
Los elementos estatales lo arrestaron por portación
ilegal de arma de fuego y lo trasladaron al ministerio público federal
adscrito en Autlán de Navarro, Jalisco. A Gerónimo Flores ya lo
liberaron.
En diciembre de 2012, en el ejido de Ayotitlán se
habían realizado reuniones informativas sobre la creación de una policía
comunitaria con autoridades de los tres niveles de gobierno, y en otras
dos ocasiones durante los primeros meses de 2013. En esos encuentros,
el Consejo Mayor de la Sierra de Manantlán entregó a las autoridades
trípticos sobre esta propuesta.
Estos hechos se dan justo después
de que Gaudencio Mancilla asistió el pasado 17 y 18 de agosto a la
Cátedra Juan Chávez Alonso, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a
donde asistieron integrantes del Congreso Nacional Indígena.
En el
pronunciamiento que emitieron se denunció “que los malos gobiernos y
las empresas trasnacionales se han valido de grupos paramilitares para
imponer megaproyectos extractivos mediante la explotación ilegal de
minerales y maderas preciosas, particularmente en la costa Nahua y la
Meseta Purépecha de Michoacán, y en la comunidad nahua de Ayotitlán, en
la Sierra de Manantlán, Jalisco”.
El integrante del Consejo de
Mayores ha sido uno de los principales opositores a las mineras y a la
tala ilegal en la Sierra de Manantlán. En julio de este año ya había
entrado a su casa un comando, pero el nahua alcanzó a esconderse en el
monte.
Después de la desaparición de su compañero Celedonio
Monroy, en octubre de 2012, Gaudencio Mancilla advertía que en Ayotitlán
se vivía una época “crítica”, de persecución de las “personas finas”
del pueblo, “porque no crean que no sabemos que aquí hay mucho interés
por el maderal y los minerales, y que por eso nos han ido quitando
territorio desde que éramos la Pequeña República de Indias de
Ayotitlán”.
Por las amenazas que había estado recibiendo Gaudencio
Mancilla, su hermano Bonifacio se había mudado a vivir con el, como una
medida de seguridad.
Después de la desaparición de Celedonio,
Mancilla Roblada quiso impulsar la creación de una policía comunitaria
para resguardar los bienes naturales del territorio de Ayotitlán, para
lo cual convocaron al gobierno del estado,
al Ejército, al gobierno municipal y a los diputados de la Comisión de Asuntos Indígenas.
En
diciembre de 2012, en una reunión en la que se analizó esta propuesta,
el nahua comentó que desde hace décadas “se nos vino un pulguero que
quería mineral… se lo llevaban hasta en burros. Los veíamos por todos
lados rascando la tierra. Y luego llegaron estos nuevos a buscar la
madera fina, pero ahora ya buscan a las personas finas, las que
defienden su pueblo”.
En su intervención durante la Cátedra Tata
Juan, Gaudencia Mancilla denunció que su comunidad ha sufrido el despojo
de sus territorios y sus ríos. “Antes teníamos una empresa maderera, la
comunidad los tuvo que sacar. Y entra la empresa Peña Colorada, una
minera que se está llevando el recurso sin la autorización de la
comunidad. Ahora llega un pulguero de mineros, que ahora sí están a la
brava, con pistola en mano, quieren y están robando el material rocoso
de las minas. ¿Qué están haciendo estas gentes? Acabando con el agua,
con los recursos naturales, con todo, y a la fuerza, compañeros”.
Agregó
que actualmente ya no pueden parar a las mineras y que en julio llegó
un grupo de hombres armados que le dijo a su familia: “Pos venimos a
platicar con su marido, queremos trabajar las minas, las minas se van a
trabajar, están dando mucho recurso y lo vamos a hacer. Pero el que
trate de parar un camión o esas minas, nunca lo van a volver a ver.
Pero, por eso le agradezco a todos los hermanos y hermanas del Congreso
Nacional Indígena, que estemos atentos, ¿Por qué atentos? Porque que
esto va a seguir, a la mejor la comunidad se va a atrever a parar a los
mineros y no sabemos quién se vaya, pero si yo agradezco a todos los
hermanos del CNI que somos parte y a todos los hermanos zapatistas”.
La empresa que opera en Peña Colorada es Ternium, la misma que extrae hierro en la comunidad de Aquila, Michoacán.
Fuente Proceso
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