lunes, 7 de enero de 2013

Las dudas sobre la muerte del capo Nazario Moreno



Ernesto Villanueva

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Como es sabido, la obsesión del expresidente Felipe Calderón en su guerra contra el crimen organizado rompió de entrada los umbrales de las formas de ejercer la violencia: los decapitados dieron la vuelta al mundo y son hoy la principal publicidad de México en el extranjero, sólo comparable a la que tuvo Liberia en los noventa. Peor aún, los “logros” de la guerra del expresidente panista apuntan a que los hubo (¿muchos o pocos?) sólo de ficción. Tal es el caso, por ejemplo, del mítico líder del cártel de La Familia Michoacana, Nazario Moreno González, a quien el gobierno calderonista dio por muerto, con su sola palabra. Veamos por qué afirmo lo anterior.
Primero. A principios de mayo de 2012 me reuní con mi amigo y gran periodista Marco Lara Klahr, quien me compartió la investigación que realizaba sobre Michoacán y el crimen organizado. Puedo escribir esto ahora porque la obra Cosas de familia, de Lara Klahr, acaba de salir en su versión en línea y lo hará próximamente en forma impresa.

Al periodista le llamaba la atención que hubiera voces que sonaban convincentes y que off the record le afirmaban que la muerte de Nazario Moreno González era sólo un montaje y que éste gozaba, en realidad, de buena salud. La inquietud de Lara Klahr residía en que el gobierno de Felipe Calderón había festinado el “abatimiento” del principal líder de La Familia Michoacana. En efecto, la SSP en su boletín 727 del 14 de diciembre de 2010 afirmó: “Cayó abatido Nazario Moreno González, también conocido como El Chayo o El Doctor, principal líder y uno de los fundadores de la organización criminal. Sin duda el golpe más severo que haya recibido esta organización en toda su historia criminal”.
Más todavía, en su quinto informe de gobierno, en 2011, Calderón destacó el hecho como uno de sus principales logros en estos términos: “Nazario Moreno González, El Chayo, principal líder delictivo, responsable del adoctrinamiento y uno de los fundadores de la organización criminal de La Familia, abatido por Fuerzas Federales en diciembre de 2010” (http://quinto.informe.gob.mx/informe-de-gobierno/resumen-ejecutivo/estado-de-derecho-y-seguridad). Ante estas afirmaciones reproducidas acríticamente por casi todos los medios y comentaristas, Lara Klahr se propuso buscar la verdad a efecto de contar con datos duros que confirmaran o desmintieran que Nazario Moreno efectivamente había muerto.
Segundo. Lara Klahr me pidió que lo ayudara a interpretar y darle mi retroalimentación a la batería de solicitudes de información que había formulado a distintas dependencias federales y locales. Acepté por el tema y la persona. El resultado fue que las respuestas a las solicitudes eran inversas proporcionalmente a las afirmaciones de Alejandro Poiré, vocero gubernamental para la seguridad.
Al analizar las solicitudes de acceso a la información y las respuestas sobre dictámenes, pruebas periciales o documentos que confirmaran la muerte de Nazario Moreno encontré de entrada tres elementos importantes: a) La lentitud burocrática, resistencias a informar y aprovechar todas las rendijas de la ley para que el solicitante cejara en su intento de obtener información vía el aburrimiento; b) La ausencia de coordinación en el gabinete de seguridad y entre las dependencias y las oficinas que forman parte de ellas. Así por ejemplo la PGR informó que carecía de la información solicitada pero que podría intentarse en la SIEDO, como si ésta no fuera parte de aquélla. Lo mismo en la Secretaría de Seguridad Pública en relación con la Policía Federal que depende de la propia SSP y c) La coincidencia en las respuestas: la información es inexistente, lo que en principio puede significar una argucia legal para evitar que el IFAI pudiera revocar su acuerdo de clasificación por tratarse de información reservada o confidencial.
Tercero. Al seguir analizando la información detecté tres cosas más en las que no había reparado antes:
a) El boletín 727 de la SSP citado había engañado a la sociedad con la verdad al sostener que: “El pasado 9 de diciembre, diversos elementos de información obtenidos durante un operativo desplegado por elementos de la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la Marina-Armada de México coincidieron en señalar que cayó abatido Nazario Moreno González”. En otras palabras la única “evidencia” de la muerte del líder de La Familia Michoacana eran “diversos elementos de información”, los que en el mejor de los casos hubieran sido indicios pero jamás prueba plena, incontrovertible, violando los más elementales principios de legalidad en aras de posicionar un mensaje político en el marco de las elecciones por la gubernatura de Michoacán.
b) Las respuestas de las dependencias probablemente habrían dicho en esta ocasión la verdad: No había peritaje, estudio o análisis conforme a derecho de la muerte de Nazario Moreno. Y sí, efectivamente, la información es inexistente.
c) Por la estructura de las respuestas se desprende que institucionalmente las dependencias fueron ajenas a los hechos y que la información que tenían era sólo el boletín 727 de la SSP el cual, por cierto, difícilmente fue redactado por un área de comunicación social por su estructura, contenido y lenguaje.
Por lo pronto estas afirmaciones del expresidente Calderón pueden constituir los delitos tipificados en el artículo 7, fracciones VI y VII del Código Penal Federal, que además representan una de las excepciones del artículo 108, párrafo segundo de la Constitución Política Federal. En ese mismo delito podrían incurrir los miembros responsables de la Policía Federal, el Ejército y la Marina Armada de México encargados del operativo. Adicionalmente, los mandos de la Policía Federal podrían incurrir en lo dispuesto por el artículo 47, fracción XX de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos. A los miembros del Ejército y de la Marina Armada de México podría aplicárseles lo dispuesto por el artículo 275 del Código de Justicia Militar vigente.
Si no hay evidencia mínima de que Nazario Moreno está muerto, es dable pensar que está vivo. Paradójicamente Lara Klahr con los “elementos de información” que obtuvo no hizo una nota para desmentir la verdad oficial sino una investigación con datos probatorios. Felipe Calderón, por el contrario, violando la ley con los “elementos de información” obtenidos no ordenó averiguación alguna, sino que esos datos fueron suficientes para “abatir” a Nazario Moreno.

Fuente Proceso

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