martes, 13 de agosto de 2013
México, fuera de la revolución energética
Homero Campa y Emilio Godoy
Una revolución tecnológica ha reacomodado el tablero internacional de la energía: Estados Unidos y Canadá se colocan como potencias en materia de hidrocarburos y desplazan poco a poco al Medio Oriente. Al mismo tiempo el grueso de la demanda mundial muda gradualmente de Norteamérica y Europa a las naciones asiáticas, sobre todo a China e India. México –donde se discutirá una reforma en materia de energía– aparece como un espectador pasivo de esas transformaciones, pese a que le afectarán de manera directa.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En la última década el mapa mundial de la energía cambió. Estados Unidos –tradicionalmente dependiente de petróleo y gas– está cerca de ser autosuficiente en esos recursos e incluso puede convertirse en exportador neto de energía.
Esto tendrá repercusiones geopolíticas: Washington reducirá su dependencia petrolera del conflictivo Medio Oriente y de productores como Venezuela e incluso México.
En ese reacomodo del tablero internacional de energía pierden influencia los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo –entre ellos Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela– y se reposicionan naciones como Canadá y Rusia.
Por otra parte el grueso de la demanda mundial pasa gradualmente de Norteamérica y Europa a las naciones asiáticas, fundamentalmente China e India. En ese contexto México se apresta a discutir una reforma energética.
Nueva era
“Hasta hace unos años todo parecía indicar que el fin de los hidrocarburos estaba a la vista. La transición hacia el fin del petróleo había estado en la conciencia del mundo occidental desde la crisis del petróleo de 1973, que puso en evidencia el enorme riesgo que implicaba la adicción de las economías avanzadas al petróleo y al gas importado”, señala el estudio Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XXI, realizado por la organización civil Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
El documento refiere que después, durante la primera década del siglo XXI, “parecía inevitable” la transición de los hidrocarburos –cuyos precios tuvieron un incremento sostenido– a las energías renovables (como la solar y la eólica), cuyas innovaciones tecnológicas las han hecho factibles.
“Sin embargo esa visión ha cambiado profundamente en años recientes. Hoy el mundo vive una segunda era dorada de las energías fósiles. Las reservas probadas de los hidrocarburos se han multiplicado en casi 2.5 veces de 1980 a la fecha. Se ha roto el paradigma del fin de la era del petróleo y nos ha obligado a replantear nuestra perspectiva sobre la oferta de hidrocarburos en las siguientes décadas. Todo parece indicar que los hidrocarburos seguirán teniendo un papel preponderante en la composición de la oferta energética mundial”, sostiene el documento del Imco.
Los expertos coinciden en que este regreso a los hidrocarburos obedece a la revolución tecnológica, la cual permite extraer los recursos fósiles de áreas antes inaccesibles: aguas profundas, arenas bituminosas, formaciones geológicas (lutitas) y otros minerales, como el carbón (gas grisú).
Supercomputadoras capaces de ejecutar billones de operaciones matemáticas por segundo para crear detallados mapas del subsuelo; plataformas petroleras semisumergibles; robots operados desde la superficie del mar, que realizan operaciones a profundidades de varios kilómetros y aun debajo del lecho marino; procesos de perforación capaces de liberar petróleo atrapado en rocas de muy baja permeabilidad, realizando fisuras del diámetro de un cabello, son algunos ejemplos de dichos avances tecnológicos, según el estudio México ante la revolución energética, realizado por expertos del Grupo de Trabajo de Energía del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).
El nivel actual de las reservas de petróleo en el planeta alcanzaría para 55 años si se mantuviera el ritmo de producción de 2011. El gas natural, 71 años. Pero con los avances tecnológicos, en los próximos años las reservas mundiales aumentarían 340% en gas natural y 350% en petróleo, según el estudio del Imco. Para 2030 –cuando la demanda mundial de energía sea 40% mayor a la actual– más de la mitad del abasto (54.4%) provendrá de los hidrocarburos.
Y en esa revolución tecnológica Estados Unidos y Canadá llevan la delantera…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1919 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
Fuente Proceso
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