martes, 3 de septiembre de 2013
El de Peña, un gobierno de obsesiones
Rogelio Ramírez de la O. *
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Contra la mayoría de pronósticos, la economía se estancó en la primera mitad de 2013. El nuevo gobierno había sido visto por empresarios, prensa financiera, agencias calificadoras y organismos internacionales como competente no sólo para asegurar la continuidad del crecimiento, sino también para realizar las reformas estructurales que dos administraciones del PAN no pudieron hacer. Esto, más su compromiso con la estabilidad, le ganó observaciones aprobatorias de las principales calificadoras, que lo pusieron en “perspectiva positiva”, antesala al aumento de la calificación de su deuda.
A este gobierno el periodista Adam Thompson le llamó “tigre azteca” a dos meses de iniciado (Financial Times, 31/01/ 2013), frase que viajó por todo el mundo para hacer de México uno de los destinos más deseados por inversionistas internacionales.
Sin embargo el crecimiento se desplomó en el primer trimestre, y en el segundo resultó negativo sobre el anterior (-0.74%); fue su primera caída desde la gran recesión de 2008-2009.
Los lastres
Los primeros indicadores de la tendencia descendente fueron las ventas al exterior y las interiores. Las exportaciones de manufacturas cayeron en enero y se estancaron en el primer trimestre (0.6% de aumento) en comparación con el año anterior. Hasta mayo apenas crecieron 2.2%, cuando en 2012 lo hicieron en 8.4%, y en 2011 en 13.4%.
Las ventas al menudeo cayeron 1.1% en el primer trimestre, y al mayoreo 7.1%. Más aún, estas malas cifras sobrevinieron después de un muy bajo crecimiento desde 2010. El aumento en las ventas minoristas fue de sólo 3.1% desde antes de la recesión (junio-julio de 2008) hasta marzo-abril de 2013.
La debilidad refleja, sobre todo, bajo poder de compra. La mayoría de la población activa tiene sueldos muy bajos. Los que perciben hasta tres salarios mínimos se incrementaron en 2.1 millones entre 2010 y 2013, mientras quienes ganan más de tres se redujeron en 300 mil. Los desempleados y los que obtienen hasta dos salarios mínimos pasaron de 58% a 60% de los que trabajan o quieren trabajar pero que ya se desanimaron por no encontrar empleo.
Por otra parte, el aumento en los precios de los alimentos fue de 11.5% anual hasta julio, lo que ha minado aún más el poder de compra.
A ello obedece el debilitamiento de la demanda interna. Adicionalmente el sector de la construcción, gran fuente de empleo, se cayó 2.4% (promedio anual) en el primer semestre, arrastrado por la crisis de las constructoras de vivienda y la falta de obra pública.
De ahí que los nuevos trabajadores registrados en el IMSS se desplomaran de 82 mil 521 por mes en enero-febrero, a 3 mil 915 en junio-julio…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1992 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
Fuente Proceso
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